Museo del Artesano de Tixhualactún: un espacio vivo para preservar oficios y transmitir saberes

En la comisaría de Tixhualactún, a tan solo siete kilómetros de la ciudad de Valladolid, se encuentra un espacio que busca ser más que un recinto cultural: el Museo del Artesano. Su creación responde a la necesidad de resguardar oficios tradicionales y de abrir un lugar digno para que las y los creadores de la región compartan su trabajo, transmitan sus conocimientos y encuentren otras formas de acercarse al público.

Con la participación activa de 140 artesanos y artesanas de la comunidad, el museo ofrece una muestra de la riqueza cultural y creativa del oriente de Yucatán. Entre las piezas que pueden admirarse se encuentran tallados en piedra, tejidos en henequén, hamacas, bordados finos y diversas manualidades que reflejan la herencia de generaciones.

Preservar los saberes

José Gaspar Hau Coyok, presidente del recinto, explicó que la principal motivación para impulsar este proyecto fue la preocupación por la pérdida paulatina de saberes ancestrales.

“Muchos de nuestros abuelos y abuelas ya nos están dejando, y con ellos también se corre el riesgo de que se pierdan las técnicas. Lo que queremos es que esas manos mágicas sigan vivas, que se transmitan a las niñas, los niños, a los jóvenes y también a las personas adultas que desean aprender”, señaló.

Por ello, además de exhibiciones, el museo organiza talleres abiertos al público. Estos espacios permiten que la comunidad participe de manera activa en el rescate y continuidad de técnicas que, por generaciones, han sido parte de la identidad local. Los talleres no solo están dirigidos a infancias y juventudes, también buscan que hombres y mujeres puedan aprender y apropiarse de oficios que en el pasado estuvieron marcados por roles de género.

“En nuestra comunidad hemos visto cómo jóvenes y adultos deciden dedicarse al bordado o al trabajo textil. Antes se pensaba que era algo exclusivo de mujeres, pero el trabajo artesanal es común: lo pueden hacer tanto hombres como mujeres. Queremos que se entienda que el arte y la creación no tienen género”, puntualizó.

Espacio de promoción

El Museo del Artesano se ha consolidado también como una alternativa para quienes desean comercializar sus creaciones sin salir de la comunidad. Durante años, muchas y muchos artesanos tuvieron que desplazarse a Valladolid o incluso a la zona arqueológica de Chichén Itzá para ofrecer su trabajo. Hoy, gracias a este espacio, cuentan con un sitio propio que dignifica sus procesos y que, además, se complementa con nuevas herramientas de difusión, como las redes sociales y la colaboración con universidades.

Áreas del Museo

El recinto cuenta con distintas áreas: dos salas dedicadas a la exhibición y venta de artesanías, una sección de fotografía y un área de cafetería que se convierte en punto de encuentro para visitantes. De acuerdo con su director, aunque en esta etapa inicial la mayoría de las visitas provienen de personas locales y turistas nacionales, se espera que el flujo de visitantes extranjeros aumente conforme el museo se dé a conocer.

“Cada día llegan uno o dos visitantes que se interesan por los talleres o por las piezas exhibidas. Muchos nos dicen que quieren regresar porque encuentran algo auténtico, algo que no siempre se ve en las tiendas comerciales. Aquí las artesanías están hechas a mano y llevan consigo una historia”, dijo.

Invitación al Museo

Hau Coyok aprovechó para invitar a la ciudadanía en general, así como a turistas que viajen al oriente del estado, a visitar el Museo del Artesano.

“Van a encontrar creaciones hermosas, van a conocer talleres y técnicas que se están perdiendo. Muchos visitantes regresan precisamente por eso: porque se trata de un espacio vivo, donde se aprende y se comparte”, comentó.

El Museo del Artesano abre sus puertas de lunes a viernes, de 9:00 a 17:00 horas, y los sábados y domingos, de 9:00 a 14:00 horas.

La entrada es libre, y quienes lo visitan pueden no solo adquirir piezas únicas, sino también participar en los talleres que buscan mantener viva la tradición artesanal de Tixhualactún, orgullo del oriente yucateco.

Texto y fotos: Andrea Segura