Ángel Canul Escalante
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En México decirse de derecha se ha vuelto inviable. Este espectro del radar político se asociada con la corrupción, la impunidad y los gobiernos rapaces de sexenios anteriores. Se podría decir que es un triunfo de la izquierda que tal postura se encuentre en crisis. Sin embargo, aquello trae consigo que cualquiera que desee posicionarse para obtener el poder tenga una sola vía: decirse de izquierda, o al menos simularlo.
Si bien definir la postura política de izquierda es tema de amplio debate, lo que es cierto es la facilidad con la que hoy en día se puede manipular para presentarse como una opción que defiende causas con las que para nada concuerda, es decir, hablar de luchas como la justicia social y de reducir la desigualdad puede venir tanto de alguien que legítimamente ha sido parte de esas causas como de alguien que está en contra de una sociedad igualitaria.
Quizá un reclamo más para añadir a la lista a la política obsoleta sería que se quiten las máscaras. Que se definan políticamente y en caso de defender lo que la derecha dice defender que lo hagan sin tapujos. Quedarse a medias tintas no sólo entorpece que los habitantes puedan tener claros los intereses que representa tal o cual personaje, sino que también afecta que haya una oposición sólida que obligue al ganador a dar resultados.
Así que nada de medias tintas, es tiempo de definiciones, fuera máscaras y cada quien a su lugar.
