Narcismo maligno

Armando Escalante
Periodista y analista político

De acuerdo con una video columna de Código Magenta, medio digital de noticias y análisis político que circula en redes sociales, dirigido por el periodista Ramón Alberto Garza García —fundador de Reporte Índigo—, agencias de inteligencia internacional, asesores y expertos en problemas políticos, ya abordaron la preocupante radicalización de Manuel López Obrador, el destino post 2024 de Morena y su Cuarta transformación, así como la alarmante militarización de la vida pública y civil, el marcado deterioro de las instituciones y de la ausente oposición con capacidad suficiente para gestar opciones y equilibrios políticos que impidan que la autocracia militar se imponga.

La evaluación corrió en dos ejes: su perfil psicológico y los entretelones que explican desde el punto de vista ideológico, la excesiva radicalización del gobierno y sus implicaciones inmediatas en la democracia de la región. Para los evaluadores, López Obrador sufre “el narcisismo extremo o narcisismo maligno con una personalidad con aires de grandeza, falto de empatía, obsesionado en tener la lealtad absoluta en quienes le rodean, que disfruta engañando a todos, incluyendo a su círculo más íntimo, sin compartir con nadie sus verdaderos planes”.

Según narra Magenta, los expertos llegaron a la conclusión de que Amlo “tiene un perfil antisocial e impulsivo sin remordimientos y que carece de los mínimos sentimientos de culpa o vergüenza. Exhibe una auténtica falta de empatía en las relaciones con los demás y tiende a ignorar las normas éticas más esenciales; es capaz de cometer cualquier ilegalidad sin el menor arrepentimiento”.

Explica que “la psicopatía del narcismo extremo o del narciso maligno lo instala en la arrogancia de creerse superior a todos, dueño de la verdad absoluta —su verdad— incapaz de rectificar sus fallas y con la mesiánica actitud de sentirse que tiene tatuado un destino manifiesto a cumplir, un designio divino, y eso lo tiene que consumar a cualquier precio aún pasando encima de todo y de todos, incluida la ley”.

Pero esa psicopatía se exalta —refiere el reporte de inteligencia— cuando acaba por cruzarse con la línea ideológica de extrema izquierda y que el presidente López Obrador trata de impulsar desde las tesis estructuralistas de filósofos marxistas como el francés Loui Althusser y el italiano Antonio Gramsci cuya posición es la de destruir todo lo existente, desaparecer las instituciones y corromper o aniquilar todo lo que propicie los equilibrios políticos, económicos y sociales; para los estructuralistas de la extrema izquierda, la democracia es un instrumento de dominación que es utilizado por el capitalismo con el fin de preservar el status quo y continuar así con la opresión de las mayorías, detalla Código Magenta.

“De dientes para afuera, sobre todo en campaña, y ahora frecuentemente en sus mañaneras, López Obrador defiende la democracia, pero en el fondo, y congruente con esa ideología hegemónica su consigna es la desarticular el aparato de vigilancia electoral, el INE, e inhabilitar cualquier instancia que defienda la democracia y la observancia de la ley. Por eso su dicho reciente de que “no me vengan a mí de que la ley es la ley”; lo único cierto es que no cree en la legalidad si esta le estorba a su visión muy personal, autócrata e irrebatible, y sin consensos.

El resumen de inteligencia advierte que dos son los mayores puntos de apoyo de esta “narrativa narcista-althuseriana”: una, la compra de voluntades de una amplia base de más de 30 millones de mexicanos, que se benefician de los programas asistenciales del bienestar, y la segunda, la garantía que gracias a las complicadas creadas en los últimos 4 años, las Fuerzas Armadas están de su lado para respaldar sus arbitrariedades en el momento de la verdad. De ahí el proceso de corrupción al Ejército convertido hoy en la institución de mayor poder económico, presente en decenas de tareas estrictamente civiles.

Creo que no hay un final para este análisis más que nada porque los problemas para México van a recrudecerse y el daño que seguirá causando López aún es incuantificable. Quedan un año y 11 meses, en los que sin duda, el narciso maligno causará más destrucción y daño para todos.

El xix.— Si logra todo lo que se propone, el sexenio de Mauricio Vila será recordado como el periodo de gobierno que más beneficios impulsó para el transporte urbano de pasajeros, tras 40 o 50 años de pocos o nulos resultados. Lo grave es que ni pasajeros ni transportistas lo reconocerán.