Cada vez que hablaba los aplausos se tornaban ensordecedores. La histórica plaza cívica, en el corazón de San Salvador, enloquecía con la mínima palabra del presidente Nayib Bukele, investido este sábado para otros cinco años consecutivos al frente de ese país herido por la violencia de las pandillas, como él mismo contó en su discurso de proclamación.
Primero desfiló el Ejército enfrente de Bukele, un novedoso protocolo nunca visto antes durante una toma de posesión presidencial en la era democrática salvadoreña. Los cañones estallaron y centenares de militares caminaron a un compás cuasi perfecto delante del Palacio Nacional, donde Bukele les esperaba sonriente junto a su familia. Esto es un reflejo del éxito del ‘fenómeno Bukele’: su política de seguridad, conocida como la “guerra contra las pandillas”, que lo catapultó en las elecciones del pasado febrero al poder al arrasar con más del 80 % de los votos. Entre la marabunta de gente que coreaba sin cesar ‘Bukele forever’, el presidente comenzó su discurso: “Este es el momento más importante de nuestra historia reciente. Por fin, vencimos el miedo y somos un país libre”, dice Bukele en sus primeras palabras.
“Los milagros que hemos visto en este país no son pocos. Si Dios así lo desea, vendrán muchos más”, entona erguido desde el palco.
No tardó en sacar su mejor baza, las pandillas. A través de una fábula, Bukele hizo un recorrido por su política de seguridad para encerrar las maras en una megacárcel y lanzó pullas a los Gobiernos anteriores catalogándolos de ineficaces para resolver ese problema.
El Salvador era un “paciente enfermo” y él un médico capaz de curar el “cáncer” y “todas las enfermedades” que padecía: “¿Ustedes a quién harían caso? Al doctor que los curó de cáncer a los doctores que casi les matan y los estafaron. La sociedad salvadoreña es como una persona enferma aún, con muchas desde su nacimiento”.
Texto y foto: EFE