“No sabí­a que existí­a una enfermedad así­”

“Una noche me fui a dormir, al día siguiente no podía levantarme de la hamaca por el dolor en mis tobillos, rodillas y articulaciones de mis manos. Pensé que lo peor me sucedió a mí”, relató Álvaro Melchor González Heredia, (a) “El Chino”, quien en octubre del año pasado se enfermó de chikungunya.

“Creo que fui uno de los primeros pacientes con esa enfermedad. Lo más triste del caso, no existen medicamentos para tratarla, sólo te recetan paracetamol… dejar que el tiempo te cure”, expresó el músico.

En la memoria tiene presente el dolor. En un principio pensó que tenía problemas con la ciática o que quedaría paralítico, pues para poder levantarse de la hamaca tuvo que ser ayudado por su hija y esposa.

Luego de consultar en el Centro de Salud de Kanasín, un médico le diagnosticó chikungunya. “La sola palabra no me decía nada, no sabía la existencia de una enfermedad así”, indicó.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), chikungunya es una voz del idioma kimakonde (hablado en Tanzania) que significa “doblarse”, en alusión al aspecto encorvado de los pacientes debido a los dolores articulares. Y es que durante los primeros cuatro días, “El Chino” se retorció del dolor.

“Fue una semana en la que no podía trabajar, no hubo ingresos para la familia y una vez que ingresa el virus en la casa, todos corren el riesgo de contraerlo”.
Una vez diagnosticada la enfermedad, eliminaron los cacharros y recipientes en donde el vector pudo almacenarse.

Uno de los temores más grandes de “El Chino” fue que su mamá Landy Heredia, de 69 años de edad, contrajera la enfermedad, “porque está muy delicada y difícilmente podría aguantar los dolores. Lo cual bendito Dios no sucedió”.

Sin embargo, su hijo Álvaro, quien tiene el cerebelo chico, se enfermó. “Tuvimos que estar al pendiente de que no convulsionara, pues de lo contrario podía morir. Estuvimos varias noches en vela con paños de agua fría para bajarle la fiebre”, abundó.

Con el padecimiento, el músico bajó cinco kilos porque del dolor no podía comer, pues todo le sabía insípido. “Algo que ocurrió con esta enfermedad es la falta de apetito por el dolor, con otros padecimientos no me sucedió”, relató.

Hoy día, no puede mantenerse en pie por mucho tiempo pues le empiezan los dolores. “Muchos pensarían que es por mi gordura, pero no es así, pues antes tenía más peso y jamás me pasaba esos achaques”, expresó.

González Heredia consideró que la clave de la prevención es eliminar de manera constante los criaderos del mosquito transmisor del dengue, zika y chikungunya, por lo que pide a las autoridades sean más específicas y claras en sus campañas, pues como él muchos pacientes confundieron la enfermedad.- Irbin Flores Palomino

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