Actualmente, el Centro Municipal de Emprendedores del Ayuntamiento de Mérida reporta que el 70% de los nuevos negocios es llevado a cabo por mujeres
Con la asesoría y créditos brindados por el Centro Municipal de Emprendedores (CME), perteneciente a la Dirección de Desarrollo Económico y Turismo del Ayuntamiento de Mérida, los emprendimientos se consolidan en un 80%, y el 70 por ciento actualmente son de mujeres.
En entrevista, la jefa del CME, María Soledad Balcázar Cámara, manifestó que desde la pandemia se ha dado la tendencia del notorio aumento de emprendimientos de mujeres, y ejemplificó que en la sala de capacitación hay dos madres emprendedoras con sus hijos.
El CME es un espacio donde se impulsan ideas y proyectos de negocios, a través de programas de capacitación para generar autoempleo y negocios que contribuyan en el desarrollo económico de Mérida.
El programa de capacitación dirigido a ciudadanos contempla cursos y talleres mensuales enfocados a los negocios y acercan al emprendedor con empresarios líderes para el intercambio de experiencias.
Ofrecen convocatorias anuales del Programa Soy parte de los 100, apoyo a 100 emprendedores durante 10 meses para impulsar proyectos, mediante capacitación y mentorías personalizadas con un enfoque de modelo de negocio; vinculación con instituciones públicas y privadas para desarrollar los proyectos; espacios de promoción que impulsan el área comercial, como expos y ferias.
Asimismo, catálogo digital para la promoción de los productos y servicios; talleres de fotografía, carpintería y laboratorio de impresión 30 para prototipado; curso de capacitación integral Fortalecer para crecer dirigido a Mipymes con un año de operación como mínimo, con una duración de tres meses, tres horas a la semana, mediante seis módulos para optimizar sus negocios, e impartida por mentores especialistas en negocios.
Las instalaciones cuentan con oficinas equipadas, áreas de trabajo colaborativo, salas de juntas y capacitación, sala de usos múltiples, laboratorio de impresión 3D y taller de carpintería.
Balcázar Cámara explicó que el programa de Soy parte de los Cien cada año abre una convocatoria a 100 emprendedores, y que ahora va la sexta generación, para la que solicitan 350 aspirantes.
“Se les da el acompañamiento o seguimiento para moldear la idea de negocio y se vuelven sustentable en el mercado, a través de sus mentores, asesores personalizados, cada emprendedor tiene diferente problemática, reto; dura 10 meses, inicia en marzo y termina en diciembre, y en comparación de las mentorías se les da los talleres de capacitación. Se busca que sean muy prácticos”, explicó.
Otro de los beneficios son las vinculaciones con la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) en una dinámica de Networking para que se conozcan como grupo, que se vislumbren como empresarios.
Agregó que también en los espacios de promoción, al ser parte del Ayuntamiento de Mérida, participan en eventos como la Noche Blanca y en una feria de la salud en la colonia Alemán, por mencionar algunos.
Indicó que para la selección de estos 100 emprendimientos se emite una convocatoria, se reciben las solicitudes, envían información y hay un filtro de evaluadores, una sesión de tipo “pitch”.
Sobre las conferencias y pláticas mensuales que imparten a los emprendedores o público en general, indicó que son gratuitas. Por ejemplo, en la Semana Jurídica, junto con la Asociación Nacional de Abogados de Empresa (Anade), darán un módulo sobre manejo legal de un negocio, pues hay desconocimiento de los microempresarios en cuestiones fiscales o legales.
Los emprendedores los dividen en sectores de alimentos, hogar y decoración, textil (bordado), servicios y salud.
De acuerdo al Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), las pequeñas y medianas empresas (pymes) ocupan un lugar clave en la economía, al ser el 99.8% de las empresas, generan el 72% del empleo y el 52% de Producto Interno Bruto (PIB).
Señaló que a los emprendedores se les mentaliza que luego de dos años ya tienen que pensar como empresarios y esto se debe a que en el segundo o tercer año empiezan a tambalear, por lo que es necesario innovar.
Indicó que esta innovación es, por ejemplo, en el sistema de pago, como puede ser una máquina para eficientizar el proceso, o entrar a las redes sociales al cien por ciento, que es un medio de contacto directo con los clientes de mejora continua.
Sobre las inquietudes que tienen los emprendedores dijo que ellos llegan con la idea de vender, pero se les muestra que al final no es solo vender, sino sacarle provecho de manera interna al producto que ellos elaboran, conocer su capacidad de producción, su mercado y, de manera indirecta y final, es la venta.
Otra inquietud es el financiamiento, que es el Micromer, una oferta crediticia para los que están formalmente estructurados.
“Los créditos van de 20 a 100 mil pesos, pero no es a fondo perdido. Se les hace hincapié que hay que tener las tablas, como empresarios es saberle apostar y ser muy analíticos con los números, hay que enseñarles a pescar y a buscar esas opciones y que apuesten ellos, la primera inversión es con recursos propios, no hay de otra y con lo mínimo pueden continuar creciendo y luego solicitar un crédito”, explicó.
Refirió que en ocasiones otro error que suelen cometer es que el negocio está mal ubicado, hay mucha competencia, y se les muestra a través del Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (Denue), del Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inegi) a identificar, por ejemplo, “si quieres poner una paletería, saber cuántas paleterías hay por la zona. En ocasiones se les dice que no es viable, pero la realidad es que se aferran, les damos las herramientas, la recomendación que empiecen con lo mínimo, que sondeen en el mercado”.
Indicó que hay que quitarse el corazón y pensar con la cabeza si es viable la ubicación, la viabilidad del entorno, “han pasado casos de que inician en un punto y ellos estratégicamente se cambian, luego viene un repunte del negocio, se dan cuenta, pero debe a ser tiempo”.
Dijo que también hay quienes dan un pequeño viraje a su giro, como es el caso de un cafetalero, de origen chiapaneco, que quería poner un negocio de café de olla, con una receta original, y cuyos insumos podía conseguir con facilidad, pero se le explicó que es poca la gente que consume café de olla, por lo que lo terminó adaptando.
“Más que decirle que lo tiene que cambiar, se le explica que hay más opción si lo direcciona y lo convirtió en un café soluble, americano tradicional y eliminó el café de olla, vendiendo frappés. Fue tan buena su aceptación, y como es buen vendedor, tocaron puertas en el Super Akí y vende en el supermercado”, relató.
Texto y fotos: Darwin Ail Baeza