Olores y sabores envuelven a comensales en la Feria del Salbut 2025

En el mercado, los aromas, música y sazón yucateco se imponen a la lluvia vespertina

Los aromas y sabores de los salbutes envolvieron a las familias que acudieron al mercado de San Sebastián, en Mérida, para disfrutar de la Feria del Salbut 2025, dejando en el paladar la esencia de la gastronomía yucateca.

Desde antes de las 8:00 horas de ayer domingo, la gente comenzó a llegar y a ocupar sillas y mesas, mientras sus órdenes de salbutes se preparaban en los comercios instalados dentro y fuera del mercado.

Ya se encontraba todo dispuesto por los diez puestos de comida para acoger a los comensales. Un tecladista ejecutaba algunas piezas musicales durante la mañana, y en la tarde se presentó una banda de rock, que aportaba un toque más enriquecido al ambiente familiar.

Aunque pasó una tormenta, no fue motivo para que las cazuelas llenas de aceite dejaran de “chillar” debido a una larga lista de pedidos de salbutes chicos, medianos o grandes acompañados de agua de limón, horchata, jamaica o el tradicional refresco de “cola”.

“Mi cuñada me habló del festival y venimos desde la colonia México Norte, temprano, para degustar la comida más fresca. Hay mucha gente pidiendo, pero vale la pena pasar tiempo con la familia aquí, en el mercado”, expresó Miguel Tec, quien asistió junto a cinco familiares.

Los más pedidos fueron de pavo, relleno negro, de asado y algunos excéntricos de camarón. Los organizadores estimaron que llegaron, durante todo el día, un poco más de dos mil personas; terminaron con todos sus insumos: “se gastó todo”.

“Vine con mi hermana, andamos de paseo por Mérida y nos comentaron en el hotel que estaba este festival. Nos recomendaron los salbutes, el mondongo y los tamales colados. Los salbutes ya los probamos, están muy ricos y pedimos otra ronda”, explicó Verónica, turista tamaulipeca.

Los organizadores esperan que, año con año, se mejoren las condiciones para ofrecer una mejor experiencia y atraer a más personas. Y no faltaron las marquesitas.

Texto y foto: Alejandro Ruvalcaba