El arzobispo de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, informó que este domingo concluyó el novenario de misas que los cardenales, reunidos en Roma, han estado celebrando por el eterno descanso del Papa Francisco, fallecido recientemente.
Durante su mensaje dominical, el prelado detalló que, además de las ceremonias en el Vaticano, sacerdotes y obispos de todo el mundo también han ofrecido Eucaristías por el alma del Pontífice.
Recordó que, en México, los obispos lo hicieron el pasado lunes 28 de abril, en la Basílica de Guadalupe, al inicio de la Asamblea 118 del Episcopado Mexicano.
Monseñor Rodríguez Vega señaló que el cónclave para elegir al nuevo Sumo Pontífice comenzará el próximo miércoles 7 de mayo, por lo que se espera que, en el transcurso de esta misma semana, el mundo católico conozca al nuevo sucesor de Pedro.
“Oremos intensamente por la realización de este cónclave bajo la acción del Espíritu Santo; abramos nuestro corazón y nuestra mente para amar al nuevo Vicario de Cristo en la tierra, a quien Dios ya conoce y ha elegido”, expresó.
El arzobispo hizo un llamado a recordar que el Papa es un ser humano, no una divinidad, aunque varios hayan sido canonizados. En ese sentido, subrayó que ningún Papa en la historia ha enseñado algo contrario a la doctrina católica.
“Francisco, sin cambiar los fundamentos de la fe, nos enseñó a no ser jueces de nuestros hermanos, porque el juicio pertenece solo al Señor”, comentó.
A propósito del evangelio del día, monseñor Rodríguez reflexionó sobre el pasaje en el que Jesús resucitado se aparece a sus discípulos junto al lago de Tiberíades. Señaló que los apóstoles, aún sin comprender del todo su misión, retomaron por un momento su antiguo oficio de pescadores. Pedro dijo: “Voy a pescar”, y los demás lo acompañaron.
“El trabajo, cuando se realiza de forma honesta y con buena intención, también puede ser una forma de oración”, añadió.
Recordó que, tras una noche infructuosa, Cristo se manifestó desde la orilla y les dirigió la palabra con familiaridad: “Muchachos, ¿han pescado algo?”. Solo después de la pesca milagrosa lo reconocieron, siendo san Juan —el discípulo amado— quien exclamó: “Es el Señor”. Pedro, al escucharlo, se lanzó al agua para alcanzarlo lo antes posible.
“Jesús los esperaba con brasas encendidas, pescado y pan. Los invitó a desayunar. Fue un convivio fraterno que fácilmente pueden imaginar nuestros pescadores yucatecos. Se trata de un signo eucarístico, pues dice el Evangelio: ‘Tomó el pan y se lo dio’. Cada Eucaristía es un banquete sagrado, una oportunidad para convivir con alegría y cordialidad”, apuntó.
Después del desayuno, Jesús sanó el corazón de Pedro al preguntarle tres veces si lo amaba, en paralelo a las tres negaciones que el apóstol había cometido. “Apacienta mis corderos… Apacienta mis ovejas”, le dijo el Señor, confirmando su misión. El arzobispo afirmó que hoy esa misma pregunta —“¿Me amas?”— es dirigida a cada creyente, pues seguir a Jesús es, ante todo, una cuestión de amor.
Durante la homilía, Rodríguez Vega también se refirió a la primera lectura del día, tomada del libro de los Hechos de los Apóstoles, donde Pedro declara ante las autoridades que “primero hay que obedecer a Dios y luego a los hombres” (Hch 5, 29). El arzobispo llamó a reconocer siempre la primacía de la voluntad divina por encima de cualquier otra autoridad, moda o presión social.
Advirtió sobre el riesgo de tomar decisiones basadas únicamente en emociones.
“Cuidado con decir ‘yo siento que está bien’. Hay que unir inteligencia y voluntad para discernir la voluntad de Dios a través de su Palabra y las enseñanzas de la Iglesia. Esa es la guía segura”, sostuvo.
Recordó que los apóstoles fueron azotados por proclamar el nombre de Jesús, pero salieron gozosos “por haber padecido aquellos ultrajes”.
En la segunda lectura, tomada del Apocalipsis, san Juan narra una visión del cielo en la que contempla a Dios en su trono y al Cordero —Jesús— junto a él, rodeado por veinticuatro ancianos que representan a los doce patriarcas y a los doce apóstoles.
“Esto simboliza la continuidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, y la fidelidad del Señor a sus promesas”, explicó el arzobispo.
Finalmente, monseñor Rodríguez Vega comentó que el pasado viernes concluyó la Asamblea del Episcopado Mexicano, en la que, de forma extraordinaria, participaron también laicos y religiosas para compartir reflexiones.
Invitó a los fieles a consultar el mensaje final de esta reunión, disponible en las redes sociales de la Arquidiócesis de Yucatán y en la página oficial de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Texto y foto: Darwin Ail