Palabras duras pero ciertas

ES FÁCIL HABLAR, TODOS TENEMOS LENGUA PARA EXPRESARNOS, lo difícil es ser congruentes, expresar lo que decimos con nuestra conducta.

Todos somos perfectibles, la Iglesia siempre será motivo de señalamientos, tanto los que dirigen como los dirigidos son vistos como hipócritas, máxime cuando hay evidencias de podredumbre de acciones, como es el caso de los pederastas en la jerarquía de la Iglesia, es algo que duele y humilla, sin embargo esto no es motivo de escándalo para los que dimensionan el elemento humano y divino de la Iglesia.

El Salmista exclama: “Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda? El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua. El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor. El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que así obra nunca fallará”.

La doctrina de la Iglesia se basa en las enseñanzas de su fundador, no en las acciones de sus curas y de sus feligreses, es lamentable que los feligreses basen su fe en las acciones de una persona, es de humanos, por eso el reconocido refrán:

“Las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra”. Tendemos a seguir al líder que motiva y da ejemplos de lo que predica, sin embargo la fe no se basa en esto.

Si los laicos se decepcionan y tambalean ante la caída de un cura, imagínense la burla y escarnio de los que no están con Cristo, se hace fiesta por cada caída y promueven el odio hacia la Iglesia de Cristo, sin hacer diferencia entre la conducta moral reprobable de sus miembros y la doctrina de la Iglesia.

Jesucristo es claro cuando nos dice: “Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfrenos, envidias, difamaciones, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.” Duras palabras pero ciertas.

Roberto Dorantes
Agente de ventas

Hombre de fe inquebrantable. Experto en teología y filosofía.

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