El temor a no poder regresar a su país debido a las medidas adoptadas por el gobierno de Canadá, es una de las principales causas que han impedido viajar a los extranjeros
La pandemia ha reducido notoriamente el arribo de canadienses en los últimos años, quienes incluso algunos no sólo vienen a pasar una larga temporada en Mérida o Progreso, sino también compran propiedades, aseguraron integrantes de la biblioteca Mérida English Library, ubicado en el barrio de Santiago, que se ha convertido en uno de los preferidos de los extranjeros.
Al respecto, la voluntaria de la librería, Andrea Slusser, indicó que el gobierno de Canadá impuso medidas restrictivas por el covid y muchos de los canadienses tuvieron temor a que luego no puedan regresar a sus países y optaron por un periodo más breve o no venir.
Como se sabe, el barrio de Santiago, Santa Ana, e incluso ahora hasta por el Chembech, así como Progreso se convierten en los favoritos para estos extranjeros, quienes debido al clima extremadamente frío deciden salir de su país y vivir por meses en Yucatán.
Hay quienes han comprado principalmente las casonas y las han remodelado, ese es uno de los motivos que al menos en los barrios de Santiago y Santa Ana no sea tan notorio el “Efecto dona”. Como se sabe, este éxodo se debió porque la gente optó por irse a vivir a los fraccionamientos y zonas residenciales siguiendo la tendencia o debido a que no tenían recursos para remodelar las casonas optaron por venderlas, aunque muchas quedaron abandonadas y están muy deterioradas.
El coordinador de la biblioteca, Alfonso López Domínguez, indicó que a ellos les gusta mucho los barrios, el puerto, más que vivir en una zona residencial como Temozón, además les gusta caminar mucho, “nosotros les ofrecemos un tour para visitar varios lugares simbólicos del primer cuadro de la ciudad que es un recorrido a pie”.
Por su parte, Slusser, quien es una abogada jubilada estadounidense, explicó que también suele darse que cuando comienzan a venir los extranjeros es común que averigüen el rumbo donde viven sus compatriotas para que también residan, ya que así se apoyan con el idioma y algunas actividades. “En Estados Unidos hay barrio libanés y así como en otros lugares”, dijo.
Respecto a la comida dijo que les gusta comer tanto de sus países como la de acá, “al principio no encuentran algunos ingredientes, pero ellos hallan muchos de sus alimentos en el mercado de la tierra que se pone por el Colón. Se ha dado caso que en un restaurante ubicado en la calle 59×74 ofrece 50 kilogramos de papas irlandesas y uno dice dame 5 kilos a mí y así van adquiriendo frutos que no son originarios en este lugar y que ellos acostumbran a consumir”.
López Domínguez dijo que lo mismo sucederá en Estados Unidos con la comunidad yucateca que está en California para conseguir el achiote que se utiliza para el recado y es uno de los protagonistas del sabor de la cochinita pibil.
Slusser indicó que ella es originaria de Carolina del Norte en Estados Unidos y que hace como 40 años conoció Yucatán y me enamoré de esta tierra. “Sus ruinas, tiene cultura, arte y me propuse que cuando me jubilara iba a venir para acá. Además que en Carolina hay mucho frío y aquí todo lo contrario, así que también a mi marido le encantó este sueño y vivimos desde hace 8 años acá”.
Y bromeó: lo raro es que eso sucedió hace 40 años, pero yo tengo 39 años no cuadran las cifras. Ella adquirió una casa por el rumbo del Centenario.
Dijo que los yucatecos son muy hospitalarios, te saludan cuando te ven en la calle, esto en mi país no se acostumbra es más sería molesto, “tengo una vecina que todo el tiempo me está regalando naranjas”.
Texto y foto: Darwin Ail