Petróleo y bicicletas

Everardo Flores Gómez

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Todos sabemos que el petróleo ha sido uno de los bienes más preciados de nuestro planeta. Ha sido capaz en el caso de México de sostener una buena parte de la economía nacional. Hoy en día algunos niegan que el petróleo siga siendo el oro negro pero la verdad es que el petróleo continúa sosteniendo a las principales economías del mundo, con la contaminación que ello significa, y lo seguirá haciendo durante muchos años más.

A pesar del avance en las tecnologías para obtener energía de fuentes alternativas como el sol, el viento o el movimiento de las mareas, el petróleo sigue siendo fundamental.

Han existido, sin embargo, algunos momentos en la historia en los que por crisis políticas el petróleo y sus derivados han escaseado, tal es el caso de la crisis petrolera de 1973 provocada por la decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo de no exportar más petróleo a los países que habían apoyado a Israel durante la guerra de Yom Kipur, que enfrentaba a Israel y Egipto. Esta decisión provocó que escaseara la gasolina en muchos países industrializados, Estados Unidos principalmente. Estos países respondieron con una serie de medidas permanentes para frenar su dependencia petrolera del exterior pero no se les ocurrió siquiera cambiar el modelo de consumo.

Para 1973 el auge de la producción de carros era mundial, las economías industrializadas dependían fuertemente de esta industria como ocurre hasta el día de hoy. Lógicamente las externalidades negativas provocadas por este aumento vertiginoso de coches, como la contaminación y las muertes por siniestros viales también aumentaron.

Holanda, hoy llamada Países Bajos porque así lo han pedido ellos ya que Holanda es sólo una región del país, fue una de las naciones industrializadas que apoyaron a Israel y sufrieron el bloqueo de la OPEP, lo que cuadruplicó el precio del combustible. En diciembre de 1973, por televisión el primer ministro holandés pidió a sus gobernados que dependieran menos de la gasolina. La bicicleta fue fundamental.

Países Bajos entendió como pocos la lección de la crisis petrolera de 1973. No estaban dispuestos a seguir soportando el aumento de muertes en las calles, especialmente de niños. Con protestas en las calles, las madres pedían a los gobernantes que organizaran el espacio público para que los niños pudieran salir a jugar lejos de los carros y rodeados de bicicletas. Dos años después nació la Unión Holandesa de Ciclistas: salían en bicicleta a bloquear las vías y a pedir más espacio.

Hoy, Holanda cuenta con el mayor número de ciclistas en el mundo. Ámsterdam, la capital, tiene más de 500 kilómetros de ciclovías y las muertes anuales por accidentes de tráfico se redujeron de 100 a 15 en los últimos 20 años. Cada año se invierten 15 millones de euros (casi 300 millones de pesos) en infraestructura para el uso de bicicletas.

El resto del mundo decidió aumentar su propia producción petrolera o invadir países débiles que produjeran petróleo además de seguir produciendo autos y diseñando sus ciudades para los autos y no para las personas.

Otras crisis petroleras vinieron después e incluso una pandemia de proporciones globales y el modelo petrolero-autocentrista continúa tan vigente. Es verdad que Países Bajos es una nación industrializada extractora de petróleo pero al menos en el tema de la invasión motorizada supo decir basta. La bicicleta fue su salvación.