La Península de Yucatán es el principal hábitat del país para la vida de felinos como el jaguar, donde viven aproximadamente unos dos mil ejemplares, por lo que es necesario la conjunción de esfuerzos entre el sector público con ejidos y particulares, para la conservación del hábitat.
La directora general de Pronatura Península de Yucatán, María Andrade Hernández, destacó que en los últimos años detectaron presencia de felinos a tan solo ocho kilómetros de poblaciones humana, registros que los cuales se carecían hasta ahora.
En entrevista con Punto Medio-Excélsior, la también conservacionista destacó que un estudios de 2008 por la Universidad Nacional Autónoma de México estimó en cuatro mil la población de jaguares a nivel país, de los cuales el 50 por ciento habitaría en la Península de Yucatán.
“La existencia de dos mil jaguares en la Península de Yucatán implica que tenemos una gran responsabilidad de cuidarlos”, expuso, al mismo tiempo que reportó que estudios recientes también muestran que existen otros felinos que habitan la región tales como puma, jaguarcillo, ocelote y tigrillo.
Las principales zonas con estas especies de grandes felinos es resultado del esfuerzo por conservar zonas como la Biósfera de Rio Lagartos, Yucatán que está ligada a la reserva de Yum Balam en Quintana
Roo, así como El Zapotal, Yucatán, ambos en la zona oriente, además de la reserva de El Palmar y Celestún, Yucatán y Los Petenes, Campeche.
El año pasado, detalló, la Comisión Nacional de íreas Protegidas nos pidió que hiciéramos una valoración en Los Petenes y entonces se pusieron cámaras y es el primer estudio sistemático que tienen la zona y registramos por primera vez datos de individuos de jaguar en esa zona.
El punto es que hay zonas que todavía están conservadas y no teníamos, hasta ahora, registros oficiales de estos felinos.
La conservación de este hábitat se debe a que son zonas de humedales donde no es posible desarrollar agricultura, es difícil, pero también al esfuerzo de ejidatarios y particulares por destinar sus tierras a programas de conservación.-Juan Matú Chalé