Existen diversas maneras de que los varones puedan trabajar la propia masculinidad y lo primero es identificar estas actitudes violentas que se pueden llegar a tener o pensar en algún momento de enojo
En México la violencia física ocupa el tercer lugar de prevalencia entre las violencias más comunes ejercidas contra la mujer, con un 34.7%, de un total de 50.5 millones de mujeres, según reveló la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Por su parte, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp) dio a conocer que durante 2022 en México se registraron más de mil feminicidios, lo que no incluye a todas las mujeres muertas de forma violenta, que fueron más de 3 mil.
Se afirma que estas cifras tienen mucho que ver con un machismo cultural muy arraigado en este país, y con una desigualdad de género sistémica. Tal fue el caso del primer feminicidio del 2023 que se dio en Yucatán, el de Yeimy Berenice, quien fue víctima de violencia física por parte de su feminicida Joshua “N”, al haberla estrangulado y dejarla sin vida.
Identifica tus actitudes violentas
Por su parte, el psicólogo con Maestría en Intervención de Violencias, Antoine Reynaud Carreño, explicó que existen diversas maneras de que los varones puedan trabajar la propia masculinidad. Sin embargo, señaló que lo primero es identificar estas actitudes violentas que se pueden llegar a tener o pensar en algún momento de enojo. Si tienes estas actitudes que pueden llegar a reproducirse en actos de violencia, es importante no esperar a que ocurra una tragedia y buscar ayuda, comentó.
“Muchas veces es el error de los hombres, sabemos, somos conscientes de que tenemos un problema, pero no hacemos nada. Y eso es lo que pasa con los hombres generadores de violencia. Suele haber una cuestión ahí con el manejo de la ira, con la expresión de la ira. Si yo como hombre identifico que tengo un problema ahí, que me enojo, que me cuesta mucho trabajo controlarme cuando me enojo, no hay que esperar que suceda una tragedia para pedir ayuda”, señaló el especialista.
Recalcó que es importante que como hombre se debe aprender a tener la mentalidad abierta, a aceptar que existen más realidades de las que se les enseña conforme a su género, pues existen hombres que se sienten atraídos por otros y que también tienen derecho a expresar su afecto, y de tener una vida libre de violencia.
“Otro aspecto muy importante también es cuestionarnos como hombres cómo miro a las mujeres, cómo miro a pareja, a mi compañera, a mi hermana, a mi tía, etcétera, si la veo desde una posición de privilegio, como desde arriba, manejando un discurso, de que ‘las mujeres son más débiles por naturaleza, es que las mujeres también tienen la culpa de que abusen de ellas’, etcétera. Si tenemos discursos de ese tipo, cuidado, porque también es un foco rojo y esa es la dirección a trabajar en el tema de la masculinidad”, explicó.
¿Qué tan machista somos?
El también psicólogo familiar mencionó que otro aspecto importante es que de manera honesta y consciente, los hombres debe cuestionarse sobre qué tan machistas son.
“¿Y cómo me doy cuenta de eso? Insisto, en cómo trato a las mujeres; como trato a mi pareja; si me enojo por la manera que me dice las cosas, o por cosas más tradicionales como por qué no me sirvió de comer o si desde mi infancia en mi familia crecí en un ambiente de violencia, son focos rojos que no deben esperarse en atenderse y buscar ayuda”, detalló.
Señaló que, en su experiencia, se ha dado cuenta que el proceso del trabajo de la masculinidad puede resultar incómodo para los hombres, por lo que indicó que es necesario trabajar este aspecto.
“Porque no basta pensar en quiero cambiar sin salirme de mi zona de confort, sin dejar mis privilegios. Si realmente queremos mejorar y trabajar nuestra masculinidad, tenemos que aprender a aceptar esa incomodidad. Sentirme incómodo a lo mejor con mis propias actitudes machistas, de sentirme incómodo aceptando que yo también he sido generador de violencia, etcétera”, indicó.
Recordó también que es importante señalar que existen muchas formas de expresar la masculinidad que no tengan que ver con la violencia, que no se es menos hombre, si le digo a un amigo que lo quiero, no soy menos si yo le entro de manera pareja a la corresponsabilidad al trabajo doméstico, que no me hace menos hombre, el no ser violento, que no se es menos hombre si evito responder de manera violenta una provocación.
“Es muy importante entender que la violencia no es natural, la violencia la aprendemos. Cada ejercicio de violencia es una decisión propia. No hay que se me fue el grito, no hay el que te apreté duro sin querer, no hay que se me fue la cachetada, todo es una decisión y todo lleva intención. Hay que también aceptar y hacernos responsables de eso”, puntualizó el experto.
Trabaja en ti
Sin embargo, Reynaud Carreño señaló que existen diversas maneras de poder trabajar sobre las masculinidades. Se recomienda que, si es por terapia individual, sea con una persona que trabaje con perspectiva de género.
De igual manera existen otros espacios en el estado como el Centro de Atención y Reeducación para Hombres que Ejercen Violencia de Género, el cual está especializado en atender a hombres precisamente en este tema, trabajar la masculinidad y trabajar la propia violencia.
El Centro de Prevención Social del Delito es otro sitio donde también se manejan talleres que tiene que ver con trabajar la propia masculinidad y de sensibilizarnos en estos temas, así como mejorar nuestras relaciones interpersonales.
Poca asistencia a talleres
Y a pesar de que existen entre otras instituciones en el estado, Reynaud Carreño manifestó que, desafortunadamente, todavía hay poca asistencia a estos talleres, al menos la deseada, para bajar los índices de violencia que se registran.
“Los hombres también necesitamos meterle ganas también en esta parte, porque, pues sí, existen muchas acciones institucionales dirigidas a la protección de las mujeres, a reparar el daño. Pero ¿qué pasa con aquellos que generan ese daño? Entonces, los hombres también tenemos que ponernos las pilas para hacer algo diferente. Vamos poquito a poquito, pero desde mi punto de vista estamos dejando mucho que desear”, recalcó.
Finalmente, el especialista indicó que, como hombres, hay que atreverse a querer generar este cambio, no replicar enseñanzas o conductas machistas en nuestros propios hijos, quienes podrían ser un posible generador de violencia, un misógino y homofóbico. Terminar con esta resistencia o incluso miedo a trabajar con nuestra masculinidad.
“Como hombres tenemos que trabajar más la masculinidad para acercarnos más a nuestra propia humanidad”, concluyó.
Texto: Andrea Segura
Fotos: Agencias