Ponte alerta: los delincuentes también usan la inteligencia artificial

Las nuevas tecnologías son utilizadas por la delincuencia para simular secuestros, crear “deepfakes”, blanquear activos y optimizar rutas ilícitas, afirma Juan Manuel Aguilar, investigador posdoctoral en el Centro de Investigaciones sobre América del Norte (Cisan, de la Unam.

“Las redes criminales —ya sean cárteles, bandas carcelarias, grupos paramilitares, agentes estatales o cibercolectivos— están incorporando tecnologías algorítmicas no solo para optimizar sus operaciones, sino también para ampliar su capacidad de control social, manipulación simbólica, segmentación de víctimas y evasión de las fuerzas del orden”, advierte.

En el informe denominado “El uso de la inteligencia artificial por redes criminales de alto riesgo”, Aguilar subraya que esta tecnología actúa como un multiplicador de poder que permite a las células criminales ampliar su capacidad de coerción, fraude y control social sin exponerse físicamente.

Organizaciones criminales que operan en el país, emplean herramientas similares a ChatGPT para simular secuestros, suplantar identidades, manipular emocionalmente a sus víctimas o ejecutar extorsiones digitales con mayor eficacia. Así mismo, estas plataformas les permiten simplificar sus procesos internos, agilizar el movimiento de recursos ilícitos y eludir los controles de seguridad que buscan frenar sus actividades.

Una de las estrategias más comunes basadas en IA consiste en la creación de textos, audios y videos falsos, adaptados a contextos emocionales y culturales específicos para realizar extorsiones y fraudes afectivos, y aunque está práctica no es nueva, la capacidad de los sistemas avanzados de IA para imitar voces y generar contenidos cada vez más persuasivos y verosímiles incrementan la presión psicológica ejercida por los grupos criminales sobre sus víctimas.

Selección de víctimas 

Otra práctica extendida es el uso de sistemas de “scraping” y minería de datos. Aplicados a redes sociales, directorios públicos y bases de datos filtradas, estos mecanismos permiten clasificar grandes volúmenes de información e identificar perfiles altamente vulnerables. En la práctica, esto facilita seleccionar posibles víctimas en función de su edad, ubicación, nivel educativo o tipo de empleo.

El análisis precisa que el uso de bots conversacionales inteligentes permiten escalar las actividades de extorsión, minimizando la intervención de los miembros de las organizaciones delictivas, pues están diseñados para detectar patrones emocionales en las respuestas de la víctima y ajustar su tono o contenido en tiempo real. Como resultado, se maximiza la presión psicológica mediante una lógica de retroalimentación algorítmica.

Integrar la IA como una infraestructura operativa, también permite a estos grupos delincuenciales optimizar su funcionamiento, reduciendo tiempos y costos en actividades de tráfico, extorsión y blanqueo de activos, en este caso usando criptomonedas. Asimismo utilizan  algoritmos de navegación y predicción de riesgo, para optimizar sus rutas de tráfico de drogas y personas, evitando puntos de control, calculando mejor los tiempos de cruce y de esta manera, reducir su exposición operativa.

“Esta transición no implica el abandono de la violencia tradicional, sino su reconfiguración. “Hoy, el control ya no se basa únicamente en la confrontación armada, sino cada vez más en la capacidad de generar amenazas creíbles a través de medios digitales”, concluye el investigador. 

Datos a destacar

Las redes criminales están incorporando tecnologías algorítmicas también para ampliar su capacidad de control social.

Una de las estrategias más comunes de los criminales basadas en IA consiste en la creación de textos, audios y videos falsos, adaptados a contextos emocionales específicos para realizar extorsiones y fraudes. 

Texto y fotos: Manuel Pool