¿Por qué cae la venta de relojes inteligentes?

Un total de 2,6 millones de relojes inteligentes se vendieron en el tercer trimestre del año, una caída del 51,6% con respecto a las 5,6 millones de unidades del mismo periodo en 2015, según la International Data Corporation (IDC). El Apple Watch es el principal responsable de la caída. El reloj de la marca estadounidense gozó de un gran número de ventas en el tercer trimestre del año pasado y su nuevo modelo, Series 2, sólo ha estado disponible durante las dos últimas semanas del trimestre. Apple ha distribuido 1,1 millones de relojes, comparados con los 3,6 millones del mismo periodo en el año anterior.

La rebaja de precio en el Watch original y las nuevas funciones del Series 2, que ahora cuenta con un procesador más rápido y la posibilidad de nadar con él, podrían incrementar las ventas trimestre a trimestre de la compañía, pero es difícil que se vea un repunte que logre mover a toda la industria como así ocurrió en sus primeros meses a la venta.

“La fuerte disminución de los volúmenes de venta de estos dispositivos refleja la forma en que las plataformas de software y los vendedores se están alineando”, dice Ramón Llamas, gerente de investigación de wearables en IDC.

Tras varios intentos, comienza a quedar patente que los fabricantes no están logrando atraer al consumidor pese al gran número de propuestas, funciones y precios que pueden encontrar en el mercado.

“Los relojes inteligentes no tienen un uso claro y tienden a ofrecer funciones muy similares a las de un smartphone, pese a que su precio no lo refleje”, dice Jitesh Ubrani, analista especializado en el mercado de wearables en IDC, quien detecta el precio de estos dispositivos, que a veces supera al de algunos teléfonos, como uno de los principales obstáculos para que el consumidor muestre interés por ellos.

Sus funciones, que suelen ser una réplica limitada de las que encontramos en cualquier terminal, no ayudan a despertar ese interés. “El smartwatch se está convirtiendo en un accesorio caro y de nicho ya que el valor de las propuestas no han crecido demasiado en comparación con los primeros modelos”, apunta Neil Shah, director de investigación de dispositivos y ecosistemas para Counterpoint Research.

Lenovo es el único fabricante de relojes Android Wear con una distribución significativa a nivel global con 100.000 unidades, una caída del 73,3% con respecto al mismo trimestre del año anterior. La falta de propuestas diferentes y la decisión de Google de retrasar su sistema operativo Android Wear 2.0 han sido las principales causas. Lejos queda aquel Mobile World Congress de 2015 celebrado en Barcelona donde numerosas marcas centraron sus principales novedades en este mercado.

“La falta de nuevas plataformas o novedades no es un problema de oferta, sino de demanda”, apunta Shah. Aun así, Ubrani cree que Google y el resto de fabricantes de relojes Android Wear no han perdido todavía la oportunidad de hacerse un hueco en el mercado: “Todos tienen la oportunidad de probar que los relojes inteligentes pueden ser más útiles”, declara.

La excepción de esta gran caída a nivel global es Garmin, la empresa estadounidense especializada en dispositivos GPS, que ha aumentado su volumen de ventas un 324,2% hasta las 600.000 unidades gracias a sus nuevos modelos y una estrategia muy diferente a la de la competencia: centrarse únicamente en las funciones de salud y fitness.

“Esta tendencia se mantendrá independientemente de la acogida que tengan los smartwatches, ya que los beneficios de las pulseras o relojes deportivos son claros e inmediatos”, señala el analista de IDC. “A no ser que se logren mejoras importantes de la autonomía o los usos que puede ofrecer al consumidor, la adopción de estos relojes seguirá siendo baja”, opina Shah. La computación de muñeca cada vez es más apta y atractiva para funciones relativas a la actividad física y la salud, ya que son satisfechas por chips de menor consumo y servicios en la nube cada vez más capaces”, añade.

Ahí es donde compañías como Garmin o Under Armor han encontrado su exitoso nicho: entre el espacio que dejan las pulseras deportivas como Fitbit y los relojes inteligentes como el Apple Watch.

Realizar las mismas funciones que un smartphone pero de forma limitada no acaba de atraer al consumidor y sólo las pulseras y relojes deportivos se afianzan en la gama baja mientras Apple copa la alta sin rival en el horizonte.

 

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