Ángel Canul Escalante
Angelalberto.ace@gmail.com
Facebook: Angel Canul Escalante
Son contados quienes no perciben el año nuevo como la fecha idónea para hacer cambios en su vida o para planear objetivos que se esperan conseguir en el transcurso de aquel año entrante. Incluso los más escépticos pueden dentro de sí esperar que algo mejore o que se presenten nuevas oportunidades en sus vidas.
Pensar que el hecho de que la tierra le de una vuelta al sol dotará por sí solo un cambio a nuestra existencia puede sonar algo tonto para una persona en suma racional, pero sucede que los seres humanos también somos seres pasionales que no se guían únicamente por lo que dicta la razón. Somos seres rituales que encuentran sentido en aquellas fechas que a su vez establecen un orden a nuestras vidas.
En realidad, si queremos ser comprensivos con este aspecto podemos concluir que ante todo se trata de una buena excusa para replantearmos distintas cuestiones de nuestra vida y nuestro actuar del año acabado. La sensación de volver a empezar puede traer consigo nuevas perspectivas que ayuden a que el futuro deje de parecer tan sombrío. Por más que la mayoría de metas y objetivos tienden a quedarse varados más pronto de lo que nos damos cuenta.
Así como sucede con los cumpleaños, el final de cada año siempre será una apuesta. Yo propongo que no deberíamos esperarnos el cierre de año para dedicarnos a la reflexividad sobre nuestra vida y su circunstancia.
Siempre es bueno y necesario detenernos en algún momento para pensar qué es lo que estamos haciendo de nosotros mismos y del entorno.