Por Jonathan Ruíz Torre
No es Querétaro, tampoco Baja California o Nuevo León. De acuerdo con datos que reveló el Inegi del segundo trimestre del año, el segundo estado que más crece es Yucatán.
Sí, hay uno que crece más y es Baja California Sur. Éste último reporta una tasa inconcebible de crecimiento del 18 por ciento en su economía, proporción que amerita una investigación detallada.
Pero poner el foco en Yucatán es importante, por principio porque su aumento de 5.8 por ciento es comparable con el de economías asiáticas, pero además porque no se trata de una entidad norteña de las que habitualmente empujan por su ritmo y tamaño al país.
¿Qué pasa en ese estado? Los tres sectores crecen: el campo, la manufactura y los servicios. Hay ejemplo de empresas para los tres casos.
Consideren en la primera actividad a Proteínas y Oléicos, la empresa de Jacobo Xacur que produce aceites comestibles en distintos puntos de México transformando soya que debe importar ante el bajo suministro nacional.
La compañía comenzó a producir en la península yucateca este vegetal, lo que aumenta considerablemente su rentabilidad.
En el campo pueden ver casos de empresas pequeñas, pero pujantes, como la de Feliciano Moo, un ganadero que aprovecha los desechos de cebada de la cervecería Modelo que opera desde hace un año, para alimentar a sus vacas que ahora le permiten producir valor agregado como el queso. También el de Raúl Sansor, un investigador y ganadero que detectó una raza de cerdo pelón de origen ibérico que pronto podría aumentar significativamente su valor por su parecido con aquellos que producen jamón en España.
En la manufactura pueden considerar inversiones de Bachoco, de los Bours o de Kekén de Fernando Senderos Mestre, que he tocado previamente en este espacio.
Luego están los servicios: la tasa de crecimiento de tráfico en el aeropuerto de Mérida supera la media nacional y hasta hace poco lo que se anunciaba en sus pasillos era la inauguración de un enorme centro comercial de Gicsa, de los Cababie, que ya opera en una competencia de más de una decena de “malls” en la capital estatal que atienden a habitantes de desarrollos inmobiliarios como los que genera Inmobilia, que ya se capitalizó en la Bolsa luego de desarrollar Yucatán Country, uno de los fraccionamientos con mayor plusvalía. También en el mercado obtuvo recursos la embotelladora de productos Coca Cola Bepensa, dirigida por José Manuel Madero Garza, para capitalizar su financiera Finbe, que ofrece préstamos a personas físicas.
El estado apuesta a echar a andar una Zona Económica Especial ya decretada que da beneficios fiscales a quien invierta en tecnologías de la información, como Plenum, una empresa yucateca que compite con las regiomontana Softtek o Neoris. En esa tarea está subido Ernesto Herrera, secretario de Fomento Económico que apuesta a inversiones como de la autopartera alemana Leoni y quien repetirá en la administración de Mauricio Vila, luego de participar en la del saliente gobernador Rolando Zapata.
Hay riesgos. Mérida está en contacto directo con abundantes recursos de agua muy visibles por sus delicados cenotes, cuyo contacto con el hombre puede desencadenar un problema ecológico. Además, en lo económico, Yucatán padece una atención mediocre de Pemex que no abastece el gas que requiere la región y no tiene sustitutos por ahora, lo que encarece los costos y los precios de la generación de electricidad. Pero mientras, Yucatán goza de las mieles de crecimiento, como quizá no lo había hecho desde la época de oro del henequén.