Los camiones sucios, viejos y destartalados, así como la mala actitud de los choferes y sus “chalanes” son las principales quejas de los usuarios del transporte público.
“Siempre tenemos camiones chatarra, de los que dejan en Mérida, no se comparan en nada con los de esa ciudad. Además son completamente incómodos”, manifestó Araceli Meza, una usuaria del servicio, que tomó un camión en la zona de Portales.
A consideración de los entrevistados, el servicio que se ofrece es caro y el aumento, injusto. Gaby tuvo que tomar el viernes junto con una amiga, cuatro camiones durante la mañana, lo que significa un gasto de 44 pesos.
“Se nos hace muy injusto por los sueldos que están ahorita, hay gente que no gana ni el mínimo, no sé cómo se transportarán”, dijo la usuaria.
Esperan que la nueva autoridad panista “se ponga las pilas” y, a través de la Dirección de Transporte, cambien a los concesionarios sus viejas unidades, que más que camiones y combis de transporte de pasajeros parecen “chatarras móviles”.
La música a todo volumen, la suciedad, la alta velocidad y el mal trato, son y siguen siendo las principales quejas.
“El servicio es un asco, siempre ha sido pésimo, los camiones están todos destartalados”, dijo también Juan Castro, antes de subir a una línea de la comisaría de Flamboyanes.
“Los que vienen ayudándole al chofer tienen la música a todo volumen y ni nos oyen cuando vamos a bajar, se nos pasa la parada y así como andamos, nos bajan dos o tres cuadras adelante y ahí venimos. No le bajan, es una cosa exagerada”, indicó.
Texto y foto: José Luis Chavarría