Uno de los locales más emblemáticos del Bazar García Rejón es “Punto y Coma”, el cual está muy presente en la memoria de al menos tres generaciones de meridanos, que en algún momento han disfrutado de los sabrosos caldos de pavo, con sus tostadas y su cebollita en escabeche, que se podría decir es el platillo con más demanda en el menú de este modesto, pero acreditado local que ya cumplió medio siglo de existencia.
-El mercado se inauguró en 1961, y siete años después, en 1968, mi mamá, Juanita Fuentes, y yo, que estaba en la primaria, veníamos a trabajar por las noches; en ese entonces solo habían dos loncherías, y era un espacio reducido el que ocupábamos– comentó Víctor López Fuentes, quien explicó que el nombre de Punto y Coma, no tiene alusión alguna a la gramática.
-Fue una ocurrencia de mi papá, don Víctor, quien invitaba a la gente a comer y punto, y a 50 años de distancia nuestra lonchería ya tiene un prestigio bien ganado y tenemos clientes que nunca habían estado en Mérida, pero que tienen amistades que comieron con nosotros y que nos recomendaron, y eso en verdad se los agradecemos de todo corazón– dijo don Víctor, quien en la actualidad cuenta con 63 años de edad, y que ha dedicado toda su vida a atender el negocio familiar que según reveló, comenzó en el mercado de Valladolid.
-Antes de Punto y Coma, mi mamá trabajaba en la fonda que mi abuela tenía en el mercado de Valladolid, y que finalmente se le quedó, hasta que conoció a mi papá y entonces se casaron y vinieron a vivir a Mérida y cerró el de allá– explicó.
En ese entonces, según cuenta don Víctor, salía de clases y después de comer, hacer la tarea y descansar un rato, acompañaba a su madre a abrir el local, que en ese entonces solo trabajaba por las noches, y la jornada iniciaba con el encendido del anafre de carbón con el tradicional periódico y aceite, que era la labor que realizaba.
Y después de tanto tiempo, pues es difícil que alguien no haya acudido a comer e este puesto tan popular, que se caracteriza por sus sabrosos panuchos y salbutes recién fritos, además de las tostadas, los sándwiches y tortas especiales de las cuales, la más grande es la Punto y Coma, con pavo, jamón, queso, salami y huevo.
Esa torta es para dos personas y cuesta 70 pesos, explicó don Víctor, quien reveló que parte del sabor tan exquisito que tienen los caldos, es porque son el producto de cocinar dos pavos diarios por lo que quedan bien espesos, y con un aroma que revive hasta al que no ha despertado bien o que esta ya cansado al finalizar su jornada laboral.
-Tenemos el compromiso con el público de mantener el trato, la calidad, la higiene y el prestigio que hemos logrado con mucho esfuerzo diario, aunque hay otros lugares que utilizan el nombre, no tienen nada que ver con nosotros, no tenemos sucursales, el original Punto y Coma es este desde el 68– subrayó.
Entre los comensales que han visitado Punto y Coma, se encuentran:
Las figuras del teatro regional: Cholo y Candita.
Los boxeadores Raúl “El ratón” Macías; Guty Espadas padre y “Miguelito” Canto.
Además de don Eric Rubio Barthell entre otros políticos.
Texto: Manuel Pool Moguel
Fotos: Saraí Suárez