Que te valga

Deyanira Trinidad Álvarez Villajuana

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Aquí les va mi catarsis semanal, que mis lectores en redes sociales, disfrutan cada día, y además expresan la suya con total libertad y transparencia, pues sabemos ser humanos, siendo el único perfecto Dios, no nosotros. ¿Qué ocurre cuando dependes de la aprobación ajena para tomar las decisiones importantes en tu vida? La respuesta es: dejas de ser libre, tú, auténtico, y te supeditas a las expectativas ajenas, estando las más de las veces, equivocadas, pues no solo cada cabeza es un mundo, sino que cada mundo merece un respeto, producto de la empatía. 

Haga lo que hagas, nunca vas a tener contento a todos, y tampoco es un hecho relevante, a no ser que busques votos o estés en una candidatura, pero ni así, pues son luego a quienes más los golpean, con causa o sin ella, la violencia no está bien bajo ninguna circunstancia. 

Para contextualizar, les comparto que esta semana, tuve la oportunidad de ser testigo presencial, aunque lejana, de un incendio acontecido en un local cercano al corralón de Mérida, por la Avenida Canek. Yo me encontraba a punto de ingresar a Plaza Dorada a realizar algunos pagos, no muy gratos, pero sí necesarios, referentes a las elevadas tarifas de electricidad que a muchos nos llegan, a raíz de esta época con calor intensificado, inusual, producto de la inconsciencia humana que derivó en cambio climático permanente. 

Pues bien, mientras caminaba en la acera antes de ingresar a dicha plaza, vi a lo lejos una humareda imponente, que se erguía retadora detrás de Office Depot, y en seguida, como ciudadana responsable, comencé a grabar y transmitir en vivo, ya que nunca se sabe qué evidencias puedan ser útiles no solo para la autoridad competente, sino para dar aviso a la comunidad, de forma preventiva y ene tiempo real, de ese incendio, ubicado en una zona específica, y tomen sus precauciones. 

Compartí el video en mis redes sociales y grupos con cientos de miles de persona, recibiendo agradecimientos de parte de la gran mayoría. Sin embargo, siempre existe la gente tóxica, negativa e irracional, cuya capacidad de razonamiento y empatía, brilla por su ausencia, comenzaron a criticar mi acción de buena fe, y no solo eso, preventiva, lógica, de sentido común, las más de las veces, el menos común de todos los sentidos Ante ello, la respuesta es muy sencilla: nadie está obligado a leerme, ni a nadie más, pero si están obligados a respetarme, a mí y a cualquiera. Lo sorprendente es que señoras, sin nada que hacer más que escudarse en perfiles “restringidos” de Facebook, pues algo ocultarán, se empezaron a reír de la situación del incendio y eso fue tan psicopático, que es difícil de creer. No se diga de los hombres, quienes muy “machos”, empezaron a violentar una publicación sana y con un fin social claro y específico: alertar a la comunidad. 

Entre los brillantes argumentos, nótese la ironía adrede, se encontraron el que “yo no soy periodista” y entonces ¿para qué transmitía una noticia? Ante lo cual, la respuesta de nuevo es simple: Los millones de ciudadanos que reportan desde sus trincheras, lo que acontece delante de sus ojos, con la finalidad de tener evidencias o ayudar a otros implicados ¿necesitan tener credencial de periodistas para que realicen una labor pro social, como ciudadanos, 24/?, ¿necesitan dar datos extremadamente precisos, están obligados a ello, tienen porqué saber todo lo que ocurre o toda contribución por mínima que sea es valiosa y debe ser agradecida y respetada? Desde mi punto de vista y el de miles de personas razonables más, lo segundo es lo mejor. Todo suma, todo abona. En el caso de los videos y fotografías puntuales de un hecho objetivo, su valor se incrementa, pues no son opiniones subjetivas, sino hechos concretos.

Así que, agradezco mucho a la gran mayoría de personas de la comunidad que vio mi video y enriqueció con datos concretos, qué había ocurrido y en dónde, porque así se logra la resolución de casos, con aportaciones múltiples, que, analizadas con precisión, generen una teoría del caso, como los presentados por Mr. Monk, un detective, cuya serie en Netflix recomiendo ampliamente. Para finalizar, les dejo este versículo fundamental para meditar esta semana, ya que la corrección de un buen amigo, quien dice la verdad, es mucho mejor que las lisonjas o palabras lambisconas de quien en su corazón es enemigo. Un amigo de verdad, confronta, instruye, dice lo que a veces no quieres escuchar, pero su fin es el amor. No lo hace de forma violenta o despectiva, jamás es su fin herirte o lastimarte, así que, no todas las críticas son necesariamente reales ni dichas de buena fe. Cuando si son hechas de buena fe, con respeto y en amor, toda área de oportunidad es en definitivo, mejorable, las defensas se bajan, y los cambios ocurren. Es cuánto.

“Más confiable es el amigo que hiere, que los abundantes besos del enemigo”. Proverbios 27:6