Mary Carmen Rosado Mota
@mary_rosmot
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Querida Serena: Aunque quizá no llegues a leer estas palabras eso no impide que intente expresar en algunos cuantos párrafos lo que tu carrera ha significado para el tenis, pero, en especial, lo que tú has representado para las mujeres dentro del deporte y en diferentes esferas de la vida misma.
Pero antes de la mujer estuvo la niña, una que vio cómo su hermana se iba preparando en este deporte y quiso seguir sus pasos. Una niña que también resistió extenuantes entrenamientos con el firme propósito de convertirlas en las mejores del mundo, para que la gente no se fijara en ninguna otra cosa más que en su forma de fugar al tenis.
Tan admirable fue el rápido ascenso que tuviste en el circuito profesional como la paciencia que mostraste para saber que después de tu primer título en el Abierto de Estados Unidos, en 1999, tendrías que aguardar un par de años para volver a sostener otro Grand Slam en tus manos y de ahí, la vida tendría preparado el destino más fructífero en la historia de esta disciplina. Ningún hombre o mujer tiene más Grand Slams que tú.
Lo más maravilloso de esos 23 títulos fue tu reacción, ese rostro iluminado por la emoción desde la primera vez hasta el último, en todos se puede ver tu alegría, tu orgullo y ese sentir que solo tú puedes saber qué tanto representaron cada uno de ellos, en diferentes etapas de la vida, superando récord tras récord, enamorando al mundo con tu estilo.
Tus críticos siempre se aferraron a tu temperamento, a la actitud, porque en tu técnica no había nada que reprochar, pero hubo quienes siempre alegaron que el ego y la soberbia empezaban a salir a la luz. Pero en realidad, solo se trató de una mujer con fortaleza, con carácter, con pasión por lo que hacía y, por supuesto, que presumía sus logros y es que ¿cómo no hacerlo? Durante casi dos décadas el circuito femenil no se podría haber entendido sin la presencia de Serena Williams.
Y es que, por otro lado, tú igual fuiste un claro ejemplo de la desigualdad que tienen las mujeres dentro del deporte. A lo largo de estos años los medios de todo el mundo enaltecieron al “big three” y no supieron dimensionar lo que tú estabas haciendo, dominando por completo todo tu circuito, incluso en la actualidad no hay ninguna jugadora que se acerque a tus victorias.
Pero tus críticos más severos no dejaran pasar tu elección de ser madre, que pudiste haber esperado un año más y así romper el récord que perseguiste de ser la monarca absoluta desde que se empezó a jugar el tenis. Y quizá lo habrías conseguido, pero también podría no haber llegado y lo cierto, es que los sacrificios en el deporte son más para las mujeres y a ti el sueño de ser madre te costó casi 3 años de pausa.
En lo personal también extrañaré tu sentido de la moda, porque con un tutú morado o un traje de superheroína o un conjunto con diamantes incrustados, también encontraste en tu vestuario una forma de levantar la voz ante críticas por los cambios en tu físico y plasmar tu estilo único que te llevaron a las portadas de las revistas más importantes.
Mira que el destino es caprichoso, Olympia nació un 1 de septiembre del 2017 y fue un 2 de septiembre, pero de 2022, cuando jugaste tu último partido de tenis profesional, hasta ahora. Y fue perfecto, te fuiste como lo que has sido durante toda tu carrera, la más grande, con una forma de jugar que todos y todas quisieran con casi 41 años, con un amor propio que te empujó durante 4 partidos para ir por más.
Aún en tu despedida nos dejaste una gran lección, de ante todo disfrutar lo que somos, pero también la importancia de ser una hija y hermana agradecida, porque cuanto más hemos recibido de la vida más debemos agradecer. 23 Grand Slam individuales, 14 Grand Slam dobles, 4 medallas de oro olímpicas y la promesa de que lo mejor siempre es lo que está por venir. Querida Serena, eres insuperable.