Real Madrid buscará ser bicampeón de Champions

El Real Madrid consumó su pase a la final de la Champions League pese a sufrir una derrota por 2-1 ante el Atlético de Madrid, que salió a pelear con el corazón en la mano, pero no le alcanzó para dar la vuelta al 3-0 de la ida.

Durante 20 minutos, el Atlético de Madrid creyó en la remontada. Su fe hizo temblar al Real Madrid, que con el aplastante resultado de la ida ya se hacían en Cardiff, aunque pasara la semana entera diciendo lo contrario. También al Vicente Calderón, que vivía su última noche europea animando a los suyos a todo pulmón.

La convicción de los rojiblancos dio para un inicio arrasador; dominio, presión y, sobre todo, precisión.

A los diez minutos, el miedo que empezaba a invadir al Real Madrid se convirtió en terror. Al tercer tiro de esquina del Atlético, Saúl ganó en el salto a su marca para poner el 1-0 de un cabezazo. Cinco minutos después, Griezmann duplicó la ventaja desde el punto penal después de que Raphael Varane derribara a Fernando Torres dentro del área.

44,000 gargantas se desgarraban en el Calderón al grito de “¡Sí se puede!”, mientras Simeone y Godin gesticulaban pidiendo más apoyo. Que lo dieran todo, como los once rojiblancos que estaban en la cancha. Y como creían en lo que veían, lo dieron.

Los colchoneros tenían al Real Madrid contra las cuerdas. Se habían puesto a un gol de forzar la prórroga y tenían la certeza de que el rival no sabe caminar al borde del abismo. No como ellos. Se sintieron, por una vez, seguros. Esa fue su perdición.

Influyó que la agresividad había subido de tono y al árbitro se le empezaba a salir de las manos el control del partido repartiendo tarjetas sin ton ni son y perdonando faltas a Gabi o Casemiro. Entre falta y falta, el Real Madrid aprovechaba para aplacar la intensidad rojiblanca a base de tiempos muertos. Cuando el Atlético quiso darse cuenta, ya había entregado todo, hasta el fervor.

Pasó de creyente a crédulo y cedió el balón a un equipo que sabe perfectamente qué hacer con él. A un jugador, en concreto, que los dejó sembrados a todos. Karim Benzema.

A cinco minutos del descanso, el atacante francés emprendió una carrera sublime hasta la línea de fondo, llevándose a Godín, Savic y Giménez, para ponerle un balón medido a Toni Kroos. Jan Oblak salvó como pudo el disparo del alemán, pero el rechace le cayó a Isco, que sólo tuvo que empujarla para poner el 2-1.

Al poco de iniciar la segunda mitad, Simeone sacó a Torres y Giménez, que volvía de lesión, enviando a Gameiro y Thomas. Los relevos intentaron ayudar, pero no hubo circunstancia ni acólito de lo imposible que les devolviera la esperanza.

Por ahí forzaron a Keylor Navas a lucirse con una doble parada y hasta tuvieron suerte de que el árbitro anulara un tanto a Cristiano Ronaldo por posición adelantada. Pero nada más. Recuperada la seguridad y esa esencia ganadora que los tiene hoy en su segunda final consecutiva, el Real Madrid no volvió a dar ni un respiro a los locales que tuvieron que conformarse con una amarga victoria.

Mientras el equipo de Zidane, que jugará su segunda final consecutiva, intentará retener el título ante la Juventus.– ESPN

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