El Manchester City hizo buenos los pronósticos y venció 3-1 al Copenhague en la ida de los octavos de final de la UEFA Champions League, aunque el desarrollo del partido fue un tanto más complicado de lo que hubieran querido los citizens.
Ante un Copenhague que por el frío invierno no jugaba desde hace dos meses, los sky blues pegaron temprano, con un gol al minuto 10 de Kevin De Bruyne, pero no resolvió el problema.
Minutos después del tanto del belga, Jack Grealish se rompió: un desgarro en la ingle que le dejó fuera de combate antes del ecuador de la primera parte. Es cierto que dominaron el balón y tuvieron más ocasiones, pero no ampliaron el marcador y un error de Ederson en la salida permitió el empate, un golazo de parte interna de Mattson.
Cuando peor lo pasaba el City y parecía que se iban tablas al descanso, llegó el 1-2, de rebote. De Bruyne casi pierde el balón en un intento de desborde, el rebote resultó ser un pase filtrado dentro del área para Bernardo Silva y el portugués la picó ante la salida del portero.
La segunda parte fue más de lo mismo. Los daneses intentaron igualar a base de contras, con el equipo de Guardiola cómodo con el balón. Pasaba el tiempo y no se moría la esperanza de los locales en su primera aparición en octavos desde 2011, pero Foden puso el tercero en una ráfaga en el agregado en el que el portero le negó dos tantos a Haaland instantes antes para que los daneses necesiten poco menos de un milagro para remontar en el Estadio de la Ciudad de Manchester en tres semanas.
Triunfo blanco
Brahim Díaz asumió a la perfección el rol de reemplazo de Jude Bellingham. Con un golazo del hispano-marroquí en el inicio de la segunda parte, el Real Madrid venció 0-1 al RB Leipzig en el partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones. Jugadón del dorsal número 21, quien festejó al más puro estilo del británico para llegar al Santiago Bernabéu con ventaja. Eso sí, con salida por lesión que nubla más el panorama de Carlo Ancelotti de cara a la vuelta.
Las cosas no iniciaron de buena forma para la visita. Apenas al minuto dos un tiro de esquina para el Leipzig terminó con gol de cabeza por parte de Benjamin Sesko, el abanderado levantó la bandera y el tanto no subió al marcador por fuera de juego posicional de Benjamin Henrichs.
Para el complemento, en el Red Bull Arena apareció la magia de Brahim. El nacido en Málaga apostó por la individual, se quitó un par de patadas y rivales antes de colgarla en el ángulo con la zurda. Segundo gol para él en la Champions League y festejo a lo Bellingham, al que se unió Vinicius con los brazos abiertos.
A partir de ahí el juego se volvió un ida y vuelta, donde destacó la figura de Lunin, quien fue clave para la victoria blanca.
Texto y foto: Agencias