Por: Mario Ovies Gage
Esta semana se dio el anuncio de que al Reloj del Apocalipsis le faltan 100 segundos para marcar las 12 de la noche. Actualmente marca las 23:58:20, lo más cerca que ha estado desde que fue creado de llegar a la media noche.
Pero, ¿qué es este reloj? El también conocido Reloj del Juicio Final (Doomsday Clock en inglés), fue creado en los Estados Unidos en el año 1947, con el fin de representar la amenaza nuclear, donde la media noche significa la destrucción total de la humanidad.
En los últimos años, el grupo de expertos que lo dirige agregó otras problemáticas como el cambio climático y la inteligencia artificial a las causales que pueden ocasionar nuestra perdición.
Este 2020, debido a la actual crisis atómica entre los Estados Unidos e Irán, la desinformación basada en la guerra cibernética y los alarmantes datos del cambio climático, ocasionaron que el reloj avanzara 20 segundos más.
Estando tan cerca del juicio final se me ocurrió aprovechar este espacio para compartirles algunas recomendaciones rumbo al fin del mundo. Son algunos de los cambios que comencé a realizar desde el año pasado y que me hacen sentir que aporto un granito de arena.
1. Cero refrescos: Hace 8 meses dejé de consumir refrescos. Dejé de comprarme mi lata o botella de Coca Cola, al ir a un restaurante dejé de acompañar mi comida con mi coquita. No fue cosa fácil, en los primeros meses nada más su olor me invitaba a romper mi propósito. Pero poco a poco lo fui logrando y con el tiempo fue cada vez más fácil. Mi motivación no solamente fue por salud, sino el impacto que consumir refrescos significa. No es nada más una botella, sino la cantidad de agua que se necesita para producir 500 mililitros de nuestros refrescos favoritos.
2. No más desodorante en aerosol: Mientras más conciencia ambiental fui teniendo, más culpa sentía por usar desodorante. De uno a dos botes de aerosol al mes. ¿Se podían reciclar, qué tan contaminantes son? Nunca lo supe, mi solución fue optar por los productos naturales. Un día en un mercado de cero desechos descubrí las piedras de alumbre. A diferencia del desodorante comercial en aerosol, estas piedras no me irritaban la piel y nunca tuve problemas de nuevo con que no tuviera efecto. Actualmente compro cremas hechas por conocidos y no puedo estar más satisfecho al respecto.
3. Más bici, menos coche: Poco a poco he logrado sustituir el uso del coche, sé que estas medidas no son para todos, pero si está en nuestras posibilidades lo tenemos que intentar. Hoy puedo decir que he reducido al mínimo el uso del coche, me muevo principalmente en transporte colectivo y en bicicleta. El uso de la bici no solamente ayuda al planeta, sino que me ayuda a mi a romper con mi vida sedentaria y trabajar en ser más saludable.
4. Fiesta sin desechos: Para mi cumpleaños número 30 le pedí a todos mis invitados que trajeran un vaso y su plato, como resultado tuve una fiesta donde se produjo una cantidad de basura mucho menor a la del año anterior. Además, ofrecí platos para los que se les olvidó llevar, y el fregadero estaba abierto al público para que fueran lavando sus platos en caso de necesitar más.
Con pequeñas acciones se pueden lograr grandes resultados, pero como lo he mencionado muchas veces, el cambio no puede ser individual, tenemos que cambiar todos si queremos salvar al planeta.
Para detener el Reloj del Apocalipsis tendremos que realizar cambios radicales en nuestra forma de vida y eso tendrá que ser un trabajo en equipo. Nos quedan 100 segundos para dar el cambio, ¿lo lograremos?