El arzobispo de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, exhortó a que debemos prepararnos como lo hicieron las prudentes de la parábola de las 10 vírgenes, quienes no saben ni el día y la hora que llegará el esposo.
Señaló que la experiencia vivida en Acapulco y otros puntos de Guerrero nos debe ayudar a tomar conciencia de que, sin importar la edad y salud que tengamos, debemos estar siempre preparados para nuestro encuentro con Cristo.
“Lo mismo nos debe servir la experiencia de quienes sufren la guerra en Medio Oriente. Ojalá escarmentemos en cabeza ajena”, dijo.
Explicó que no hay mayor sabiduría que vivir siempre con gratitud al Señor cada día y a cada momento de nuestra vida.
“Desde la fe nos viene la seguridad de lo que hay después de la muerte, es decir, el encuentro con Dios y la vida eterna junto a Él. Ese momento puede llegar el día y la hora menos esperada. La sabiduría auténtica nos llevará a vivir diariamente con entusiasmo total y con entrega generosa, como si fuera el primer día, como si fuera el último, como si fuera el único de nuestra existencia”, refirió.
Agregó que la primera lectura está tomada del Libro de la Sabiduría, y en este pasaje se hace un elogio a la sabiduría, la cual está al alcance de todos, pues no es una sabiduría que se adquiera en una universidad o en la lectura de muchos libros, sino que la gente más sencilla y sin escuela la puede obtener.
“Es la sabiduría de la vida, la sabiduría de la prudencia en el actuar, queriendo hacer las cosas bien ante Dios y bien ante los hombres”, añadió.
Resaltó que esa sabiduría de la que venimos hablando se refleja en la previsión de cinco de las jóvenes de la parábola del Evangelio, que estaban esperando la llegada del esposo para entrar con él al banquete de bodas.
“Estas jóvenes tenían preparado cada una un frasco de aceite para encender su lámpara, por si el esposo llegara de noche. Había con ellas otras cinco jóvenes, que no tenían la sabiduría de la previsión y no llevaron un frasco de aceite”, mencionó.
Alertó a no tomar al pie de la letra la parábola de las próximas diez esposas, pues recordó que en la antigüedad había pueblos que practicaban la poligamia, y de ahí toma Jesús esta parábola. Pensemos, más bien, en esta figura esponsal del Dios que quiere hacer alianza de amor con cada uno de nosotros. La imprudencia, la falta de sabiduría nos podría llevar al pensamiento antiguo y actual que dice: “Comamos y bebamos, que mañana moriremos”; o como otros dicen: “La juventud es para gozarla, ya veremos después”. La verdadera sabiduría la puede tener un joven y hasta un niño, que desde temprana edad vive bajo la guía de este don del Santo Espíritu.
Y preguntó: ¿Alguien podría pensar que a las vírgenes prudentes les faltó generosidad, por no querer compartir su aceite con las otras cinco?, pero la enseñanza es que la preparación y la respuesta de sabiduría es totalmente personal.
Texto y foto: Darwin Ail