Reflexionando en letra alta…

Deyanira Trinidad Álvarez Villajuana

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Justo cuando creemos que estamos incapacitados por alguna característica personal, situación familiar, desequilibrio neuroquímico, forma de procesar la información, o cualquier otra razón, Dios nos dice: te amo, tu diseño es perfecto para mis planes, lo que viviste tuvo un propósito y yo usaré a ese vaso que eres tú, si te vacías de ti mismo y te llenas de mi… La combinación idónea es la meditación bíblica, pero no de forma puramente racional, sino guiada por el Espíritu Santo, quien nos conduce a toda verdad, sobre todo, a aquella que no nos gustaría ver.

Muéstrame todo aquello que me es oculto Dios, era el ruego del salmista, y cuánta identificación siento con el mismo. A veces he actuado de forma no agradable a Dios, pues aun teniendo la humana razón, los datos objetivos, evidencias irrefutables, y una lógica a prueba de fuego, quizá como parte de mis rasgos Asperger, he podido ejercer misericordia y simplemente orar más, pero sin querer, he lastimado con mis palabras, de forma no intencional, a personas valiosas por quienes Jesús también murió. Hoy, veo mis errores con mayor claridad. Y sé que Dios me ama pese a todo, me perdona, me levanta, y me da una nueva oportunidad cada día, como a ti que me lees. El pecado, es pecado, y debe confrontarse, sí, así es. Pero hay formas, en amor. La posición es correcta, los dichos son verdad, sin embargo, la forma, importa tanto como el fondo, y aún quizá más… Experiencias de espejos rotos, por mi incansable búsqueda de “justicia” como el Apóstol Pablo, combinada con una ternura apabullante cual niña de la naturaleza de la reina Esther o Abigail, es difícil de comprender, pero sí, viven en mí, ambas y he aprendido a amarlas por igual. Jesús, transformó a Pablo, de una manera magistral: con poder y amor. La palabra metamorfosis describe el proceso cuando una oruga se transforma en una mariposa, siendo la misma palabra que se utiliza en Romanos 12:2 “Ser transformados por la renovación de nuestra mente…” La palabra de Dios traspasó las experiencias de vida del Apóstol Pablo, no solamente su intelecto. Existe una enorme diferencia entre conocer y recitar la verdad bíblica y practicarla, lo cual expone muy bien el libro de Santiago. Es fundamental que entendamos que todo Consejero Cristiano real, es aquel que, tras haber pasado por el fuego de las pruebas, el desánimo y soledad de los desiertos, los estragos de las tempestades, y mucho más, puede dar fe y testificar de que Dios siempre estuvo ahí, y que todo tuvo un propósito, obrando a su tiempo para bien. La propia vida es la base curricular en la Consejería…