Durante varias décadas, el escritor Renaud Camus perteneció a un selecto sector de la izquierda cultural en Francia. Era un artista de vanguardia, considerado como un “ícono gay”, según lo calificó la revista estadounidense The Nation.
Hoy, sin embargo, sus ideas encuentran mayor eco en uno de los sectores más radicales de la derecha global: el llamado supremacismo blanco.
Más aún, sus planteamientos parecen resonar detrás del discurso de los responsables de los últimos ataques armados en Christchurch (Nueva Zelanda), en Pittsburgh y en El Paso.
Se trata de una paradoja adicional en la vida de Camus, quien reiteradamente ha rechazado estas formas de violencia aunque, al mismo tiempo, ha valorado positivamente que sus propuestas sean acogidas en otros países.
No será la trayectoria literaria de Camus ni su activismo LGBT el que le hará popular entre la extrema derecha.
Este vínculo nace con su libro “El gran reemplazo”, un texto que publicó en 2012 en el que expone una teoría conspirativa según la cual la Europa blanca y cristiana está siendo invadida y destruida por hordas de inmigrantes negros o de tez oscura, procedentes del norte de África y del África subsahariana.
Aunque el texto no ha sido traducido al inglés, su tesis ha sido acogida desde su publicación por grupos supremacistas de Estados Unidos.
Así, por ejemplo, “no nos reemplazarán” y “los judíos no nos reemplazarán” eran dos de los lemas que coreaban los manifestantes de ultraderecha que marcharon en Charlottesville, EE.UU., en agosto de 2017.
En una entrevista con la revista The New Yorker, Camus señaló que no concibe las razas desde el punto de vista genético sino cultural.
Destacó que no usa la palabra “superior” para referirse a ninguna de ellas y aseguró que se sentiría igualmente triste si “la cultura japonesa o la cultura africana” fueran a desaparecer por causa de la inmigración.
El escritor, que actualmente vive en un palacete del siglo XIV, argumenta en sus textos que Europa está siendo objeto de una “colonización demográfica” que se concreta a través de la llegada de inmigrantes del sur del Mediterráneo.
Texto y foto: El Universal