René Flores Ayora, promotor de la seguridad vial y la cultura

Los juegos con carritos de metal lo llevaron a buscar su pasión como ingeniero vial, al igual que ser difusor en su amado barrio

Promotor de la unión familiar, entusiasta deportista, e incansable difusor de la seguridad vial y la cultura de su amado barrio de La Ermita, él es René Flores Ayora, quien a raíz de sus juegos infantiles con los carritos de metal que su madre le traía de Chetumal, despertó poco a poco su interés por el tema de la prevención de siniestros de tránsito, labor que como ingeniero vial ejerce a diario a  favor de la ciudadanía.

¿Cómo recuerda su niñez, fue muy inquieto, muy travieso?

Soy el “xtup” de los seis hijos del matrimonio de Rubén Flores Pérez y Ofelia Ayora Maldonado, crecimos en las calles de la Ermita que no estaban adoquinadas y cuando llovía se inundaba y tardaba días en irse el agua, me gustaba jugar con los barquitos y escuchar el canto de las ranas en las noches. Hasta la fecha conservan los sobrinos un patín de metal con el que jugamos todos los hermanos.

¿Tenía algún apodo de niño o de joven?

Me decían el “Ratón” porque corría muy rápido, y mi fama creció cuando participé en una carrera que organizó el Instituto Nacional de la Juventud, el Injuve, en Villa Palmira, no sabía que se estaba haciendo, solo iba a ver que juegue el equipo de fútbol de la Ermita, ni zapatos lleve pero gané mi primera medalla corriendo 75 metros planos. Era el año de 1975, luego seguí compitiendo.

¿Cómo se interesó por el tema de la seguridad vial?

Mi mamá vendía cosas de Chetumal y nos traía de aquellos cochecitos de metal que hasta sus puertas se les abría, y jugábamos carrerritas, alla comenzó la atracción por los vehículos y luego, cuando terminé la carrera de Ingeniería Civil, mi novia que se llamaba Elena Tejeda García, presentó un examen para ir a tomar la maestría en Ingeniería de Tránsito en Monterrey, lamentablemente falleció y no cumplió su sueño, pero yo al año siguiente seguí sus pasos y me fui a vivir un tiempo a Nuevo León.

¿Qué es lo que más le apasiona de su trabajo?

Hacer todo lo que esté a mi alcance para evitar que muera la gente en siniestros viales, en Yucatán cada año mueren 286 personas en esta situación, cuando no se debería de morir ni uno porque todos estos casos son prevenibles y evitables. Por cierto, aprovecho la oportunidad para recordarle a los lectores de Peninsular Punto Medio que este domingo 21 de noviembre se conmemora el Día mundial en Recuerdo de las Víctimas por los Siniestros de Tránsito y como cada año vamos a tener una actividad en el Monumento a la Patria a las 10 y media de la mañana. Ojalá sirva para tomar conciencia y que nos acordemos de bajarle a la velocidad y manejar con precaución.

Pero don René un día antes, también participará en otro evento pero en otro ámbito, el culinario, ya que el sábado 20 de noviembre, en la Ermita se llevará a cabo la segunda Feria del Panucho, y sí, adivinó, él es parte del Comité Organizador.

“Aprovechando que se va celebrar el Tianguis Turístico, le pedimos a las autoridades como parte del Gremio de la Visitación de la Ermita que nos permitieran organizar el evento y vamos a tener panuchos sencillos y de huevo por dentro, que eran muy famosos en la Cruz de Mayo que era una lonchería que atendía doña Cruz y su hija Lucecita, seguro que será un nostálgico viaje al pasado, pero habrá también de pavo y otras variedades, sin faltar los postres como los caballeros pobres y queso napolitano”, dijo don René que es en la Ermita donde vivía Don Ucho, el creador del panucho y cuya historia ha trascendido en el tiempo con la frase “danos pan Ucho”.

Finalmente, ¿qué representa para usted el Barrio de la Ermita?

Para mí la Ermita lo es todo, un barrio acogedor, provinciano todavía, en donde los vecinos se conocen, por nada del mundo me iría a vivir a otro lugar.

Texto y fotos: Manuel Pool

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