Retén

Armando Escalante
Periodista y analista político

El populista manipulador de masas se aprovechó del momento —una vez más— para llevar agua a su molino y usar un hecho lamentable y doloroso para sembrar la división.

Desde luego que su opinión —sobre los trágicos acontecimientos— tenía que ser totalmente infortunada porque no es para solidarizarse o condolerse de los hechos sino en sintonía con su plan populista de hacer grilla a su favor.

Era de esperarse que un tipo de su categoría, prepotente, ignorante y materialista, no se inclinara a tomar medidas que pongan fin a las masacres que se han vuelto frecuentes.

Aunque el párrafo de arriba podría parecer que nos referimos a Manuel López —le aplica en todos los adjetivos pero se queda corto— no es así. Estamos aludiendo al desequilibrado mental (otro) llamado Donald Trump, y el hecho al que se refiere es a la matanza de niños en Texas, donde el tipo tiene buena parte de culpa, aunque no les alcance la cabeza a los propios gringos y mexicanos para entenderlo.

Dice Trump que no se mató a los niños mexicanos en esa escuela porque el asesino tuviera armas a su alcance, sino porque era “malo y por lo que hizo se fue al infierno”.

Otra vez el engaño populista que tanto escuchamos en México, donde hay buenos contra malos sólo que ya como pasa en México, ese cuento del presidente bueno ya se llevó a más de 500 mil personas en pandemia y 120 mil en crímenes de alto impacto, asuntos responsabilidad del Gobierno Federal, que no combate por no molestar a los malos.

Trump además mintió a la gente que lo quiere diciéndole que lo que falta es que más personas buenas estén armadas para que luchen contra las malas y no desarmarlas a todas.

Como si con eso hubiera podido evitarse una tragedia en la escuela de Texas, con unos maestros que acuden a dar clases y no portan armas pese a ser buenos ciudadanos capaces de luchar contra los malos.

Por supuesto en México, al “Peje”, esta masacre la cayó como anillo al dedo para desviar la atención y volver a enfocar su discurso contra los Estados Unidos, cuidándose de no tocar a los promotores del armamentismo, que son los republicanos que apoyan a Trump.

Así las cosas, esta tragedia escolar le vino muy bien a los populistas que enarbolan banderas para sus causas, al tiempo que fingen estar del lado de los buenos, aunque eso signifique firmar a favor de que ocurran más masacres y muera más gente. Una pena.

El xix.— El retén que pasaron unos reporteros en la gira por Sinaloa, custodiado por civiles armados, léase narcos, mandó otra señal extrema de esas que a diario recibimos los mexicanos que estamos preocupados por lo que se evidencia en materia de inseguridad y descomposición social.

Es la muestra inequívoca de que al presidente poco a poco se le acaban las excusas para proteger al pueblo y más parece que sólo defiende a los delincuentes.

Por eso su primera reacción fue decir que “no pasó nada” mientras a todos nos quedó claró quién manda y quién obedece. Por eso ni pasa nada.