Aunque en la actualidad, las mujeres de México y Yucatán viven en muchos aspectos en un marco legal con reconocimiento de derechos como de primer mundo, en cuestiones cotidianas, para muchas mujeres persisten, como en un tercer mundo, desigualdades y violencias estructurales e históricas
Aunque en la actualidad, las mujeres de México y Yucatán viven en muchos aspectos en un marco legal con reconocimiento de derechos como de primer mundo, en aspectos cotidianos, para muchas mujeres persisten, como en un tercer mundo, desigualdades y violencias estructurales e históricas
Al respecto, la investigadora de la Universidad Autónoma de Yucatán, la Dra. Rocío Quintal López, explica que aunque todas las mujeres son iguales ante la ley y se les reconoce su derecho a la educación, al trabajo, a la salud, a la cultura; en los hechos, en el día a día aún no se logra el mismo nivel de desarrollo y acceso al ejercicio de los derechos reconocidos por la ley para todas las mujeres por igual.
Por ello, considera que para hablar de los logros alcanzados por las mujeres en la actualidad, se requiere primero delimitar a qué mujeres nos estamos refiriendo, ya que debe tomarse en cuenta aspectos como la escolaridad, que en promedio para las mujeres de Mérida es de secundaria terminada, mientras que para las mujeres mayas del interior del estado sigue siendo de primaria.
“Pero esta brecha en educación se vuelve más acentuada si registramos el nivel de escolaridad en función del estrato económico de las mujeres de Mérida, la capital, en la que entre las clases media, media alta y alta, las mujeres ya cuentan –en promedio– con un grado de maestría y algunas incluso con doctorado”, destacó.
En este punto es importante citar a la abogada y activista de los Derechos Humanos, Elena Margarita Espinosa Morales, quien impartió ayer en la Facultad de Química de la Universidad Autónoma de Yucatán una conferencia en la que mencionó que las mujeres han avanzado en los espacios universitarios, pero que finalmente al llegar a los trabajos resulta que, en comparación con los hombres, siguen ganando menos por las mismas horas, o inclusive se enfrentan a que un hombre es elegido para ocupar algún puesto directivo por encima de una mujer debido a que así funciona el sistema patriarcal, el cual debe ser desmontado como estructura de poder, mediante la educación de las infancias.
La Dra. Quintal López continúa hablando de la disparidad o brecha que en el tema de la reproducción y maternidad viven las mujeres en Yucatán y que es completamente diferente en el ámbito rural, donde jóvenes de entre 15 y 19 años van por su segundo o tercer embarazo en contraste con el ámbito urbano, donde mujeres con maestría o doctorado ya no tienen entre sus planes de vida la maternidad.
“Es decir, hemos avanzado de manera significativa en el reconocimiento de toda una serie de derechos para las mujeres de nuestro país y nuestro estado, lo que se conoce como igualdad formal o de derecho, pero el gran reto es lograr la igualdad sustantiva, cerrar las brechas de género que existen en los hechos, no sólo entre mujeres y hombres, sino entre unas mujeres y otras, en función de la interacción de una serie de condiciones como la clase social, escolaridad, pertenencia a un pueblo indígena, región, urbana o rural, orientación sexual etcétera”, explicó.
La investigadora yucateca, recalca que también hay problemas que afectan a todas las mujeres por igual de manera transversal y sin distinción de edades, escolaridad o condición social, como es el tema de la violencia de género.
“A pesar de que existe la Ley de Acceso de las Mujeres a una vida libre de Violencia del estado de Yucatán desde el 2008, ese derecho ninguna mujer de Yucatán lo tenemos garantizado en nuestra vida diaria, seguimos siendo blanco de todo tipo de violencias desde la psicológica, física, económica y patrimonial, en ámbitos tan diversos como la familia, el trabajo, la escuela, la comunidad el ciberespacio; pero además cuando vamos a denunciar ante las autoridades correspondientes somos ignoradas, maltratadas, revictimizadas y criminalizadas; es decir víctimas de Violencia Institucional, por parte de servidores públicos y autoridades”, recalca la investigadora, quien lamenta que las propias autoridades y legisladores que aprobaron leyes a favor de las mujeres permitan que se conviertan en letra muerta.
En este sentido, subraya que el gran reto es que lo establecido en la Ley se vuelva una realidad, para lo cual considera que se requiere que el gobierno redoble esfuerzos en medidas estructurales dirigidas a la prevención de la violencia, con mayor énfasis en el interior del estado y con estrategias de tipo intersectorial.
“En lo relacionado a la atención de la violencia se requiere erradicar de raíz la violencia institucional, que lleva a que las mujeres desistan de denunciar, que las personas agresoras sigan libres, y que el sistema judicial revictimice y criminalice a quienes ya son víctimas de violencia”, dijo la investigadora, quien considera que debe existir un sistema de sanciones ejemplares para todo servidor público que ejerza la violencia institucional y con sus acciones viole las leyes emitidas para proteger a las mujeres de ser víctima de violencia.
Otro tema que también afecta a todas las mujeres es el que tiene que ver con el sistema de cuidados, que de acuerdo con datos de la “Encuesta Nacional del Uso del Tiempo”, afecta principalmente a las mujeres, quienes triplican el número de horas que dedican a tareas del hogar, cuidado de infantes, adolescentes, personas de la tercera edad, enfermas o con alguna discapacidad.
“Todo esas horas de cuidado las mujeres las seguimos realizando sin reconocimiento, sin pago monetario alguno, y con costos en nuestra salud físic y mental; lo que en conjunto hace más marcadas y profundas las brechas de género ya existentes”, recalcó.
Este fue otro de los aspectos que tocó en su conferencia de ayer la activista Espinosa Morales, quien a manera de ejemplo, dijo que las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causas de mortalidad tanto entre hombres como mujeres, la diferencia es que por atender sus compromisos y actividades familiares no acuden al médico para obtener un diagnóstico en una proporción de cinco a uno.
“En términos de salud vivimos más tiempo que los hombres, pero no con calidad de vida, de qué sirve llegar a los 75 años cuando no te puedes mover, cuando ya no puedes valerte por ti misma”, señaló.
Por estas razones, la Dra. Quintal López concluye que la lucha por la igualdad y las medidas de acción afirmativa deben seguir estando presentes: “¡Todavía no es momento de bajar la bandera, ni cantar fanfarrias, la lucha por la igualdad y no discriminación de género sigue”, finalizó.
Texto y fotos: Manuel Pool