Las familias se volcaron ayer hacia las calles del Barrio de Xcalachén, donde se llevó a cabo la sexta edición de la Feria de la Chicharra.
Este evento es organizado por el Ayuntamiento de Mérida, cuyo director de Turismo y Desarrollo Económico, José Luis Martínez Semerena, realizó el corte del listón inaugural, acompañado de la presidenta de la Canirac Yucatán, Claudia González Góngora, y otras personalidades.
En el lugar se esperaba la asistencia de más de siete mil personas, y que se vendiera más de una tonelada de este sabroso producto que ofrecieron tres chicharronerías establecidas en este barrio, La Lupita, El Amigo y la Flor de Xcalachén, además de otras cuatro que desde diversos puntos de la ciudad se trasladaron a los stands instalados a lo largo de las calles 64 y 95.
Vecinos aprovecharon la oportunidad para ofrecer postres, refrescos y hasta artesanías. Tal fue el caso de los helados de coco con elote de la familia de don Panchito, quien al momento de la entrevista se encontraba preparando las barquillas de manera artesanal.
En este punto, doña Elenita, esposa de don Panchito y sus hijas Ania, Martha y Rubí, comentaron que el stand se los proporcionó la comuna sin costo alguno.
También se ofrecían en otro punto postres como pastel de tres leches, flan napolitano, pastelitos de piña, camote y coco, además del famoso pay de queso que vendía la señora Erika, también vecina de Xcalachén.
Al respecto, Martínez Semerena recalcó que la intención del gobierno municipal es fomentar y reforzar la economía local a través de este tipo de manifestaciones que ponen en alto a la gastronomía yucateca.
Desde temprana hora, las mesas que se instalaron en las calles lucieron llenas de comensales, que en familia disfrutaban de su chicharra o inclusive morcilla, acompañada de sus refrescos o mejor aún de una cervecita bien fría
Para animar el ambiente, minutos antes de las 14:00 horas se presentó en el escenario principal un grupo musical que antecedió a la actuación de la Banda Israel, que alegró a los presentes y generó la fiesta en el lugar.
Las filas que se formaron para adquirir la chicharra fueron largas, pero sin duda que valió la pena al disfrutar de un excelente producto, especialmente en cuanto a la calidad y sabor del castacán; la textura crujiente de la cascarita, acompañada de un sabroso puyul que se entregaba en bolsitas a los clientes de expendios como “La Guadalupana”, que se trasladó desde la zona de Plaza Fiesta a Xcalachén.
Por cierto, que este local, propiedad de don José Priego Canché, fue considerado por los asistentes como uno de los más limpios en toda la feria, lo cual es de agradecer y de muchísima importancia.
Por cierto, todas las personas que adquirieron su chicharra entraron a una tómbola en la que se sortearon diversos productos para agradecer la asistencia del público a la Feria de la Chicharra.
Texto y foto: Manuel Pool