Salvador Castell-González
Las recientes alertas por fauna inusual, tiburones pequeños y aguas turbias en nuestras playas indican que el mar requiere atención. Como vecinos de la costa, ¿lo estamos considerando?
Es normal estar preocupado y ser prudente evitando bañarse. Sin embargo, no hay razón para alarmarse: los peces reportados, como el pez sapo o los bagres con espinas, no son agresivos; solo utilizan defensas naturales si se les toca. Es clave entender por qué están presentes.
La situación actual del mar es compleja y está influida por varios factores. Entre ellos, se encuentran la posible reducción del oxígeno en el agua, cambios en las corrientes marinas y variaciones climáticas, así como la presencia de residuos y productos químicos que llegan al mar. Estos elementos afectan el equilibrio de los ecosistemas y modifican los patrones de comportamiento de la fauna, ya sea por la búsqueda de alimento o refugio.
Observamos un florecimiento algal, grandes manchas en el agua que, sin ser una marea roja, consumen oxígeno y pueden afectar a los animales. Todos estos fenómenos recientes aunque no se sabe si están directamente relacionados, reflejan cambios en el planeta y los mares.
Siempre hacemos lo mismo: ignoramos los síntomas, evitamos ir al doctor. Y cuando por fin vamos, a veces es demasiado tarde. ¡No cometamos ese error con nuestro planeta!
Esto no es solo un problema de los científicos, de los turistas o del gobierno. ¡Es nuestro problema! Todos dependemos de este mar: los pescadores, los que tienen negocios turísticos, los que disfrutan de un chapuzón.
Para abordar esta situación, es importante contar con información confiable y validada, ojo con las desinformantes redes sociales. Se recomienda atender a expertos y proyectos serios de información como Va por la Tierra, y seguir las indicaciones de las autoridades. A nivel personal, seamos mejores habitantes del planeta, disminuyendo nuestra huella de residuos, reduciendo el uso de productos químicos en el hogar y el campo, y respalda a quienes practican la pesca responsable.
Nuestros funcionarios tienen que hacer su parte. Vigilar la calidad del agua, limpiar las playas y multar a los que contaminan, pero sobre todo un comportamiento preventivo y no correctivo que es el que hoy se lleva a cabo. Pero también necesitamos que nos expliquen claramente qué está pasando y qué podemos hacer para ayudar.
No podemos esperar que otros actúen. Si queremos proteger nuestras costas y mares, debemos tomar la iniciativa: plantar manglares, limpiar playas y educar a la comunidad. Las acciones pequeñas y colectivas pueden lograr grandes cambios.
El mar es una fuente importante de vida y sustento para la región. Su preservación es esencial para asegurar que continúe proporcionando beneficios en el futuro. La protección del mar requiere la participación conjunta de la comunidad.




