La estación central, el patio de maniobras y, especialmente, el Sanatorio Rendón Peniche fueron obras que en su tiempo potencializaron el corredor industrial del noreste del Centro Histórico de Mérida, pues fueron concebidas para darle un nuevo y permanente rostro a la capital de Yucatán.
Así lo afirmó el Dr. Marco Aurelio Díaz Güémez, en su participación en el XII Seminario Nacional Do.co.mo.mo./México, un organismo que estudia la arquitectura del movimiento moderno.
En el segundo y último día de actividades del seminario, precisamente en el Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales (Cephcis) de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), Díaz Güémez habló de los 100 años del Sanatorio Rendón Peniche.
Se trató, dijo, de un edificio concebido para cubrir una necesidad de los trabajadores del tren Mérida-Progreso, en ese tiempo el primero y más importante de Yucatán.
Es también, agregó, el resultado de una nueva visión del sindicalismo social, porque los ferrocarrileros llegaron a ser los trabajadores mejor organizados y con mayor sentido social en su tiempo.
De hecho, explicó, de sus filas surgieron dos gobernadores socialistas: Carlos Castro Morales y Felipe Carrillo Puerto, el primer también líder sindical.
Señaló que hubo otras concesiones a Valladolid, Tizimín, Ticul, Campeche, etc., que no son tan exitosas como la línea a Progreso, que es por donde se desplazaba en henequén.
Rendón Peniche y su socio vendieron esa concesión a Olegario Molina y su familia, se volvió rico a partir de ese momento y planteó la constitución de los Ferrocarriles Unidos de Yucatán, que se conformó a principios del Siglo XX comprando las otras concesiones.
En 1904 se planteó la Estación Central, pues todas las líneas eran de una misma empresa y junto con la nueva compañía apareció una clase obrera relacionada con las actividades ferroviarias, por lo que en 1911 se creó la Unión de Obreros Ferrocarrileros que convocó a la primera huelga general en Yucatán.
-Este sindicato en 1915, cuando Salvador Alvarado incauta los ferrocarriles, los vuelve propiedad estatal, en el consejo de administración mete a los intelectuales y a los dirigentes sindicales -detalló.
Tras la incautación una necesidad inmediata fue crear un sanatorio por todos los accidentes y enfermedades de los hijos de los obreros, lo que dio origen al Rendón Peniche, que fue un edificio revolucionario para su época.
Por su parte, la Dra. Elvia María González Canto habló de la transformación del centro histórico y el surgimiento de edificios altos de hoteles, principalmente, luego de que se acabó la industria del henequén y nos volvimos una ciudad enfocada en el turismo y otros servicios, como la salud y educación.
-Hoy vemos edificios de la colonia, del porfiriato y arquitectura moderna en el centro de la ciudad, lo que no es malo, sino muestra del paso del tiempo y de las necesidades de la ciudad -afirmó.
Texto y foto: Esteban Cruz Obando