Sarah

Mario Barghomz

mbarghomz2012@hotmail.com

El 17 de diciembre de 2024 nació Sarah a través de una cesárea que eligió su mamá, porque hoy los nacimientos y sus formas de suceder, se eligen.

Sarah fue afortunada porque nació sin problemas; peso, tamaño, forma, salud, todo en orden natural y en su lugar. Sarah ha venido a ocupar su pequeño lugar en el mundo, a ser parte de una comunidad mundial que, contra todo pronóstico de despoblación, suma ya más de ocho mil millones.

Sarah también es afortunada porque ha nacido en el seno de una familia que la ama y desde que nació la acompaña. Una familia que sabe que el mayor privilegio de un niño y su necesidad más vital, es sentirse amado y protegido. Dios le dio una madre atenta y cariñosa, ocupada siempre primero de sus hijos.

Sarah tiene un hermano de cinco años (Francisco), que sin duda será el hermano mayor que toda niña desearía tener aún sobre las peleas típicas y los malos entendidos que seguramente tendrán.

El nacimiento de Sarah, para su familia, representa como dice su abuela, una bendición más de la gracia de Dios. Sin duda Sarah como su hermano Francisco, son una bendición para sus padres que, con sus llegadas, han madurado y aprendido más sobre la vida, siendo más atentos, generosos y responsables con el cuidado, la educación y el deber con su familia.

Sarah es una de las últimas niñas consideradas “generación Alfa” nacidas en el planeta, una pequeña bebé que, sin embargo, tendrá que pasar por el mismo proceso de crecimiento y desarrollo por el que pasamos todos, hasta que comience a dar sus primeros pasos y diga su primera palabra que seguramente será: mamá.

Todos los seres humanos hasta hoy vivos hemos pasado por ello. Lo que cambia es el contexto, la época, la situación o condición en que se viva. Pero es un hecho natural que todo niño sobreviviente (quitando las excepciones a la regla) pasarán por lo mismo.

Lo mejor que en la vida le puede pasar a Sarah es ser amada, instruida y educada. Sin dejar nunca de estar acompañada, por supuesto. Porque los niños que crecen solos (si sobreviven) son muy desdichados. Así como los niños que son castigados o no comprendidos. Los abandonados por padres psicológicamente enfermos o malvados.

Pero no es el caso de Sarah, y por ello podrá sentirse dichosa y tranquila. Podrá sentir que la vida es bella y buena. Y más tarde, cuando crezca, podrá dar gracias a Dios por los padres que tiene. Y como Sarah, otros niños en el mundo deberían tener la misma oportunidad, la misma bendición y gracia sin importar en que país nazcan o que lengua hablarán. Porque un niño, quien sea y donde sea, representa la vida misma de toda la humanidad. Representa la oportunidad en medio del caos o la crisis, la esperanza deseada para el día de mañana. Sarah es eso, esperanza, oportunidad y futuro, un nuevo comienzo y la fortaleza misma de sus padres y la familia en que nació.

¡Bienvenida al mundo, Sarah! Bienvenida a lo que con el tiempo irás descubriendo por ti misma. A lo que más pronto que tarde te hará preguntar. Y tus preguntas serán las que todos los niños, por generaciones, han hecho sobre la existencia humana. Y mirarás, hablarás y te asombrarás. Porque para los niños su mayor virtud será siempre su capacidad de asombro. Que bueno que el pequeño mundo al que perteneces (me refiero a tu familia) ya te conozca y te quiera tanto, aunque apenas tengas cuatro meses. Yo te veo sonreír y pienso… ¡así deben sonreír los ángeles! Tu abuelo.