La empresa S´mir botanas y comida árabe, abre sus puertas en 1992, bajo la batuta del matrimonio conformado por Mirna Rukos y José Smir, donde con su sabor y amabilidad atrapan paladares
Mantener la calidad de los productos y servicios que ofrecen, así como la perseverancia, y el trabajo constante, pero, sobre todo, un trato amable hacia las y los clientes, es algo que ha caracterizado a la empresa familiar S´mir botanas y comida árabe, que abrió sus puertas en 1992, bajo la batuta del matrimonio conformado por Mirna Elizabeth Rukos Chapur y José María Smir Rodríguez.
Este negocio se ha convertido en un pilar de la gastronomía yucateca, lo que le ha valido a Mirna Rukos, el recibir la medalla “Orgullo Libanés 2021”, que otorga el Club Libanés, por enarbolar los valores del trabajo y la unión familiar.
—Nosotros comenzamos desde cero, haciendo botanas y platillos, ofreciéndolos a nuestros amigos, ellos nos fueron recomendando, y así fue creciendo el negocio, es por ello que decidimos abrir este local, luego abrimos otro, pero no funcionó, ya que había que dedicarle mucho tiempo, por lo que decidimos enfocarnos sólo en uno —manifestó.
Durante casi tres décadas, este negocio se ha logrado consolidar, gracias a la batuta de Mirna, quien ha enseñado a toda su familia, la parte fundamental de cómo debe funcionar esta empresa, en la que trabajan actualmente ella, su esposo, su hijo y hermanita.
—Mi hija estuvo un tiempo con nosotros, pero decidió dedicarse a su profesión, sin embargo, nosotros tres seguimos al frente, y gracias al trabajo constante, nos hemos logrado posicionar no sólo en la comunidad libanesa, sino en el gusto de toda la población, que disfruta de nuestra gastronomía —expuso.
Detalló que su esposo se dedica a hacer las compras, ella hace las botanas, otros cocinan el garbanzo, otros preparan los kibis, es decir, que es un trabajo en equipo, que realizan junto con sus colaboradoras y colaboradores.
Rukos Chapur relató que sus abuelos eran migrantes libaneses, y llegaron a Mérida para trabajar en el comercio, con la intención de ofrecer una mejor calidad de vida a sus familias.
Sus padres siguieron el ejemplo de sus abuelos, y se dedicaron al comercio, pues tenían una tienda de ropa, al recibirse como técnica en contaduría, comenzó a trabajar en el negocio familiar, posteriormente se casó con José María, y tuvieron dos hijos, Antonio y María Inés, más tarde se fueron a vivir 10 años a México, pero debido al terremoto de 1985 decidieron regresar a Yucatán, donde todos residen actualmente.
—Al regresar, decidimos emprender este viaje culinario, y lo demás es historia, hemos logrado consolidarnos como un negocio familiar, en donde actualmente contamos con 10 empleados, sin embargo, yo, mi esposo, mi hijo y mi hermana, somos los que estamos al frente todos los días, ya que para preservar un negocio hay que ser constante —aseveró.
Varias generaciones han crecido comiendo estos productos, que también han llegado a cientos de mesas de personas que viven en la entidad, y que han podido conocer los sabores de esta comunidad.
Con su ejemplo de esfuerzo diario la entrevistada, ha personificado la imagen perfecta del carisma libanés, realizando un trabajo constante día tras día enalteciendo la gastronomía libanesa, uno de los símbolos más apreciados de la cultura de sus ancestros.
—Este es un legado culinario que mi esposo y yo dejaremos a nuestros hijos y nietos, pero hoy por hoy estamos enfocados en seguir impulsándolo, por lo que todos los días nos quedamos hasta el final, pues es un trabajo que nos satisface — concluyó.
Texto y fotos: Georgina Bacelis