Ángel Canul Escalante
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Tras tantos meses que duraron las campañas anticipadas, la precampaña y la campaña como tal, es normal que después de aquella jornada intensa que representó el último mes para todos los involucrados, ahora sólo se quiera descansar por no decir relajarse un poco. Durante estos días, precisamente un comentario ha sido repetido y escuchado por mí en distintos círculos, a saber, “se ha acabado la política”.
Entiendo que quienes lo mencionan se refieren en realidad al término de las campañas electorales, pero me hace preguntarme si es que en algún grado no reducimos a la política y todo lo que representa el concepto a un mero ejercicio ciudadano. Es decir, quizá se trate también de un síntoma de la despolitización característica de la modernidad tardía. Donde no hay política fuera del sufragio y que la responsabilidad ciudadana se limita a participar en aquel ejercicio y mantenerse (a veces ni eso) medianamente informado durante el proceso.
Por eso propongo pensar en una política poselectoral, si se quiere replantear a algún modo. Con la finalidad de reafirmar que existe una necesidad y una responsabilidad de seguir involucrado en el raro ejercicio político, así como en todas sus formas, para comenzar a apuntar al cambio real de la democracia representativa a una participativa. Al final, como si se tratara de un juego, si no participamos, serán otros los que decidan las reglas.
