Se recrudece la pugna entre empresarios mexicanos y AMLO

El enfrentamiento cada vez más agrio entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y los empresarios mexicanos corre el riesgo de complicar la salida de la crisis económica del país.
Mientras López Obrador ha apostado por un plan de austeridad sin endeudar el país, los empresarios reclaman ayudas directas que impidan el despido de millones de trabajadores para afrontar la emergencia nacional por el coronavirus SARS-CoV-2.
“La salud es lo primordial, pero se debe comenzar ya a poner en marcha un plan de ayudas y de reactivación económica. López Obrador debe cambiar de actitud y olvidarse de su carácter neoimperial que hace mucho daño al país”, explicó a Efe Gustavo de Hoyos, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
La pugna entre López Obrador y el sector empresarial ha adquirido esta semana un tono más amargo al criticar el presidente un acuerdo entre el Consejo Mexicano de Negocios y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para conceder créditos a las empresas de hasta 12 mil millones de dólares.
Para López Obrador, este acuerdo tiene visos de corrupción y recuerda épocas pasadas de las relaciones del poder económico y político.
“No me gusta mucho el modito de que se pongan de acuerdo y quieran imponernos sus planes”, afirmó el presidente, aunque tanto las secretarias de Hacienda como de Economía estaban al tanto y habían dado su visto bueno.
La secretaria de Economía, Graciela Márquez, aseguró a Efe que ese instrumento financiero entre el BID y los empresarios mexicanos no le genera inquietud.
“Es un mecanismo que está en marcha desde 2016” y forma parte de los “circuitos privados” de financiación, agregó.
Crece el distanciamiento. “López Obrador muestra, más que terquedad, una contumacia política al perder la racionalidad y persistir en el error con puntos de vista confusos que van a profundizar la crisis económica”, indicó De Hoyos, uno de los empresarios mas críticos con el presidente.
El llamativo rechazo al acuerdo del BID con el Consejo Mexicano de Negocios es, según De Hoyos, un episodio desgraciado porque confirma el distanciamiento de López Obrador con los empresarios y la falta de entendimiento.
“México se encuentra en una situación de grave riesgo y el presidente insiste en que defender a las empresas es algo deleznable. Su postura ideológica es anacrónica y confusa con referencias al neoliberalismo como el origen de todos los males”, agregó.
Un portavoz de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) destacó a Efe que el momento actual exige grandes estadistas para gestionar la crisis porque no es el momento “para la politiquería, ni para desoír, ignorar, subestimar, desconfiar, dividir, confrontar”.
“Es ocasión para la humildad, para la verdadera grandeza, no para las ansias de poder de nadie que, por fuerte que se crea, no habrá de lograrlo por sí solo”, agregó el mismo portavoz.
El presidente de Coparmex se mostró sorprendido por el rechazo del gobierno mexicano a las propuestas de los empresarios que son similares a las ayudas aprobadas por otros países a las empresas para mitigar el desempleo como consecuencia de la crisis causada en todo el mundo por la pandemia.
“Nuestra propuesta es canalizar las ayudas a las empresas para mantener el empleo mientras que López Obrador sigue anclado en sofismas ideológicos trasnochados”, aseguró de Hoyos.
Coparmex presentó al gobierno mexicano una propuesta conocida por “salario solidario” para los 20.5 millones de asalariados de la economía formal del país para evitar la perdida de sus puestos de trabajo.
La propuesta consiste en que el gobierno federal abone el 50% de la remuneración que recibe cada empleado que gana entre uno y tres salarios mínimos, mientras que la empresa abonaría el 50% restante a partir del 1 de mayo.
A partir del equivalente a cuatro salarios mínimos, el porcentaje que abonaría el gobierno federal iría decreciendo hasta llegar a un mínimo del 17%.
El costo para el Gobierno federal de este “salario solidario” durante tres meses sería el equivalente al 1.2% del Producto Interior Bruto de México (PIB), y no colocaría al país en una situación de riesgo.

Texto y foto: EFE

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