LA DIRECTORA DE la Unidad de Atención Sicológica, Sexológica y Educativa (Unasse), Sandra Noemí Peniche Quintal, y varias mujeres dirigentes de organismos que apoyan su labor, ofrecerán hoy una rueda de prensa en la que seguramente defenderán el derecho de la señora Peniche de manifestarse en la vía pública en el sentido que le dé la gana, como lo hizo al exhibir en la parte trasera de una camioneta un cuadro en el que se distinguía una vulva, representación que ella denominó “Nuestra Señora de la Verdad”. Esa imagen estaba dirigida al “grupo de rezadoras” que se han plantado a las afueras de la Unasse orando para que Peniche Quintal deje de presuntamente realizar abortos. En un capítulo más de ese problema, las redes sociales difundieron ayer una imagen que muestra a una mujer parada al parecer frente a la clínica y junto a una especie de muestrario de fetos humanos. Parece que viene un diálogo de sordos, un choque de intolerancias, donde cada parte insistirá en que la otra se doblegue ante su punto de vista. Es paradójico que quien pida tolerancia sea la o el primer intolerante.
COMENTARIOS DE todo tipo originó la entrevista que el candidato a la Presidencia por Morena, Andrés Manuel López Obrador, concedió a una televisora capitalina, en un ejercicio en que el tabasqueño se enfrentó a seis periodistas quienes una y otra vez trataron de sorprenderlo con preguntas “difíciles”, pero el exjefe de Gobierno del D.F. eludió los intentos de control que le quería imponer el jefe del grupo, un periodista orgánico conocido por su arrogancia y prepotencia. Nos parece conveniente rescatar la respuesta que Andrés López dio cada vez que le preguntaron si estaba dispuesto no sólo a respetar las leyes acerca del aborto y los mal llamados “matrimonios” homosexuales, sino a procurar que también se implanten en los demás estados. Tendría que consultarlo con mis colaboradores, Morena es un partido que tiene toda clase de militantes, respondió AMLO. El intento de los entrevistadores de poner el derecho a la vida al mismo nivel que el derecho a una boda gay es por lo menos discutible, y quizás hasta grotesco. ¿Y los derechos humanos de la persona no nata dónde quedan?
Por Gínder Peraza