Con orgullo y satisfacción, la presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso, la priista Celia Rivas Rodríguez, detalló que la actual LXI Legislatura cerró su tercer período ordinario de trabajos con un balance muy positivo de poco más de 749 acciones legislativas aprobadas, y aseguró “que nos hemos convertido en la legislatura yucateca con mayor productividad en cantidad y calidad”. Hay que matizar el optimismo de nuestros legisladores, por diversas razones pero en especial por una muy sencilla, que se sintetiza en que no basta con tener cada vez más leyes, reglamentos, decretos y acuerdos, sino que lo más importante es procurar que se apliquen en la vida real, que normen de verdad el quehacer de los ciudadanos y sirvan para que el estado avance. Uno de los pasos que tendría que darse para que las leyes realmente sirvan sería que los yucatecos las conozcan, para que puedan utilizarlas y reclamar su cumplimiento. Y ahí hay un foco amarillo o rojo porque la divulgación de los productos legislativos deja mucho que desear.
La columna no quiere restarles méritos a nuestros diputados, sino más bien señalar puntos de su labor que podrían mejorarse. Porque una cosa es tener
leyes y otra muy diferente es lograr que se cumplan. Por ejemplo, la semana pasada se aprobó una reforma a la Ley de Educación para que los salones de clases no tengan más de 30 alumnos, pero de inmediato los involucrados reconocieron que para cumplirla se necesita invertir en construir más aulas, y conseguir el dinero ya es otro cantar, aunque mientras tanto presumiremos de contar con una ley de avanzada. En similar tenor, el diputado del PVEM, Enrique Febles Bauzá, presentó una iniciativa para que el estado cuente con una “Profepa local”, que atienda y vigile más directamente los problemas sobre el medio ambiente, pero ¿qué pasaría si ya tuviéramos la ley propuesta?, pues que faltaría dinero para implementarla, y haría falta también trabajar en la educación ecológica de todos los yucatecos, empezando por los niños. Hay quien afirma que lo mejor sería tener menos leyes pero que todas se cumplan a cabalidad, y que haya mejores ciudadanos. ¿Usted qué opina?