SEGUNDA PLANA – PUNTO MEDIO

EL CASO DEL POLÍGONO II, un conjunto de mil hectáreas de cultivos que está en el municipio de Dzan, puede ser ejemplo de cómo a menudo hay un desfase entre las necesidades de producción en el campo yucateco y el avance o atraso de los programas agropecuarios que impulsan los gobiernos estatal y federal. Como le informamos, el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Yucatán ofreció a representantes de medios de comunicación un recorrido por ese complejo para mostrar los estragos que han causado la sequía y la falta de voluntad o de coordinación de las autoridades. A lo largo y ancho de nuestra entidad miles de campesinos tratan de producir para su subsistencia o un poco más sin apoyo oficial, con sus propias uñas, en una época en que los países desarrollados no sólo entienden que sin alimentos no hay soberanía ni esperanza de progreso, sino que entendiendo esto apoyan a los productores con los excedentes que generan otros sectores de la economía. En nuestro país los apoyos al campo no sólo son mínimos (semillas y herramientas que se “regalan”, y  pequeñas ayudas financieras), sino que llegan tarde, obstaculizadas por una burocracia que no parece entender que su trabajo tiene que ceñirse exactamente a los ciclos de la Naturaleza, y no al revés. Quizás algún día veamos verdaderos programas de apoyo al campo, a tiempo y suficientes, pero por ahora seguiremos en las mismas, escuchando discursos por un lado y lamentos, críticas y decepciones por el otro. Por lo menos en este caso del Polígono II, PUNTO MEDIO ha logrado llamar la atención de los funcionarios estatales y federales, que aparentemente se han abierto a la crítica y han pedido a esos productores de Dzan que se les acerquen, para conocer sus problemas y ver cómo ayudarlos. Que todo sea para bien.

PUEDE PARECERLE fastidioso a alguien, pero el tema de la corrupción rampante que carcome a la sociedad y el gobierno mexicanos tiene que ser abordado una y otra vez mientras no se acabe. Ahora bien, hay una pregunta que todos debemos hacernos: ¿Cómo parar a tiempo a las ratas del erario? Una propuesta incluye dos acciones, las cuales son implantar mediante leyes sólidas la opción de revocación de mandato para cualquier funcionario que haya sido electo a un cargo público; y llevar efectivamente a la cárcel a todos los que roben el dinero del pueblo, que, insistimos, debe ser sagrado para todos. Pero es más fácil decirlo que verlo hecho realidad, pues en el primer caso esa revocación requeriría que los legisladores federales, y luego los estatales, tengan de verdad la intención de acabar con la corrupción, en la cual desafortunadamente están involucrados muchos de ellos. Y en cuanto a llevar a la cárcel a los corruptos comprobados, también requiere leyes apropiadas, pero basta ver cómo en el Congreso federal está atorado el nombramiento del fiscal anticorrupción, para darse cuenta amargamente que para los diputados federales erradicar la corrupción sólo es tema de campaña.

KARIME MACÍAS, la esposa del ahora exgobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa, saltó a la fama luego de que se conoció su frase “merezco la abundancia”, que sería la justificación de su afán por acumular bienes y riquezas igual que su cónyuge, ahora detenido en Guatemala como presunto culpable de varios delitos. Sólo un ingenuo creería que la Macías no ha atentado contra el patrimonio de los veracruzanos, pero la autoridad judicial no ha querido actuar en su contra por un atavismo que tiene que ver con la condición de mujer de la esposa del corrupto político veracruzano. Porque aunque sea difícil de reconocer, muchos mexicanos no son capaces, por educación, cultura o equivocada actitud, de acusar a mujeres del gobierno o la política con la misma facilidad y hasta fiereza con que se lanzan contra los hombres. Muy erróneamente muchos creen que las mujeres no pueden ser tan corruptas, venales y violentas como los hombres, y por ello no actúan contra ellas, a pesar de los evidentes casos incluso graves de corruptelas en que ellas incurren, como si trataran de demostrar que hasta en eso pueden ser iguales a los hombres. Si ya lo hemos dicho: la condición de género no incluye o excluye a nadie de la posibilidad de cometer toda clase de delitos, ¿o no es así?

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