SEGUNDA PLANA – PUNTO MEDIO

ENTRE LOS DEFENSORES de la diputada Eva Cadena, grabada mientras recibía $500 mil pesos en efectivo con el compromiso de entregárselos al dueño del partido Morena, Andrés López Obrador, hay quienes han dicho que esa cantidad es pequeña si se compara con los cientos o miles de millones que han desviado los gobernadores que están en las noticias con el triste mérito de ser ladrones del erario. Pues sí, $500 mil pueden parecerle poco a alguien, o mucho al que gana $80 al día, pero el monto no es lo importante, sino la conducta de quien aceptó recibir ilegalmente ese dinero, y claro, también la de quien lo entregó, cuya identidad todavía se desconoce. Los voceros morenistas deberían darse cuenta de que los ciudadanos ya no comen cuentos –como el de aquél que dijo que sí robó, pero poquito–, y que sus justificaciones para nadar en la corrupción ya nadie se las cree. Robar es robar, así sea un peso; o por lo menos eso nos enseñaron nuestros padres y abuelos, aunque ciertos políticos parece que no tuvieron ni unos ni otros, y quizá tampoco progenitora.

NO SÉ SI ALGUIEN se acuerde que cuando empezó este año el gobierno federal advirtió que debido a la baja drástica del precio del petróleo mexicano iba a tener que aplicar severos recortes al presupuesto para 2017. Pues bien, esos recortes son ahora mismo una realidad que tiene ahorcados a ciertos sectores del país, en primerísimo lugar a los campesinos, en quienes se ceban males que parecen irremediables, como la pobreza incluyendo su faceta extrema, la falta de educación y la carencia o escasez de instituciones que les proporcionen atención médica y otros servicios. El campo siempre es el sector que paga más platos rotos, y por eso no es casualidad que campesinos organizados anuncien una manifestación el próximo martes 2 en esta ciudad, en momentos en que la capital del país registra también movilizaciones campesinas con demandas clásicas como la de que los ayuden a trabajar y ganarse la vida. ¿Algún día se acabarán las protestas campesinas? ¿Por qué es tan difícil entender que la producción agropecuaria tendría que tener preferencia en la agenda de los gobiernos?

NI AMIGOS NI familiares se han tomado la molestia de visitar a Javier Duarte de Ochoa, preso en una cárcel de Guatemala mientras se decide su destino, acusado de varios delitos, principalmente el de haberse quedado con miles de millones de pesos que pertenecían al erario, es decir, a todos los veracruzanos. Alguien subrayaba que a Javidú no lo van a ver ni siquiera los que se beneficiaron económicamente durante su mandato como gobernador. ¿Pero qué esperaban los que señalan ese abandono? ¿Que las ratas en lugar de abandonar el barco volvieran sobre sus pasos para ir a sacar de su encierro a una que no podía huir junto con ellas? La corrupción es una situación que tiene por lo menos dos caras, la de quien corrompe y la de quien se deja corromper. Y podríamos agregar a quienes toleran pacientemente ese robo e incluso recogen, o anhelan recoger, las migajas del pastel que se comen los otros roedores. Más vale que digan aquí corrió que aquí quedó, pensarán esos amigos y familiares de Duarte, uno (una) de los cuales ya puso pies en polvorosa y se autoexilió nos dicen que a Inglaterra. ¿Será que ya se salvó de que se le aplique la ley?

DOS CORTITAS para rematar: 1) El IMEF Yucatán señaló ayer (los detalles están en la página siguiente) que poco más de 300 mil trabajadores registrados ante el IMSS ganan $64 diarios, menos que el salario mínimo, según reportes de marzo pasado que vienen a confirmar que si bien el estado tiene una tasa de desempleo de las más bajas del país, falta muchísimo trabajo para lograr que los ingresos alcancen para cubrir las necesidades básicas consagradas en la Constitución federal. Y 2) Empiezan a proliferar las quejas contra poderoso consorcio cervecero (la nota está en la página 5), al que se acusa de no cumplir los acuerdos que establece con particulares yucatecos para abrir expendios de sus bebidas alcohólicas, lo que confirma que en ese tipo de compañías hacen su nido ejecutivos que no tienen empacho en abusar de quien se deje, e incluso no les da pena entregar premios, auspiciar festejos populares o cualquier otra cosa con tal de ganar cada vez más dinero alcoholizando a la población.

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