SEGUNDA PLANA – PUNTO MEDIO

EL PROBLEMA NO ES que se cobre por la educación en instituciones particulares, sino que se hagan cobros casi por cualquier concepto y sin ningún control de autoridad alguna: Nos referimos al ya añejo caso de los colegios particulares de Mérida, católicos y no católicos, que de acuerdo con fuentes a las que tuvo acceso PUNTO MEDIO por estos días están cobrando sumas muy fuertes por concepto de inscripciones y reinscripciones, y lo más grave, nos dicen, es que pocos o ninguno de esos cobros están autorizados. Por ejemplo, unas escuelas cobran una cuota de $700 anuales que van a las arcas de las sociedades de padres de familia, que de esa manera se hacen de un buen monto de recursos, ¿y en qué lo gastan? Averígüelo Vargas. Y cubrir la cuota que pide esa asociación es requisito para que le acepten a uno el pago de inscripción y reinscripción, éstos sí obligatorios y reglamentados. Lo que genera el malestar de los padres de familia es que al acumularse las “cuotas” representan un serio golpe al bolsillo de cualquier persona: en algunas instituciones hay que hacer un pago extra por las clases de fútbol, básquetbol o natación. Y no es que alguien quiera hacerse el molestoso, pero a estas alturas caben preguntas como ¿quién reglamenta o vigila esos cobros? ¿Cuál es el sustento legal para aplicarlos? ¿Cuánto de esta situación conoce la Secretaría de Educación estatal? ¿Puede intervenir la Profeco en estos casos? Habría que investigar…

TARDE O TEMPRANO iba a generarse una polémica, o al menos preguntas ansiosas de respuesta. Nos referimos a los proyectos, más de 10, para producir electricidad mediante plantas eólicas o solares en el interior del estado. Como dimos a conocer, autoridades federales han insistido en asegurar que la construcción y operación de esos complejos de generación de energía no representa ningún problema para el medio ambiente, que todo está bajo control y que no habrá impacto económico o social en las comunidades cercanas, pero ahora resulta –como le informamos en la siguiente página– que han surgido críticas porque la construcción de las plantas, como la que se levantará en terrenos de Dzilam de Bravo, sí impacta de manera importante a la selva baja yucateca, la cual es arrasada y molida, junto con las piedras grandes del terreno, a fin de construir avenidas sin pavimentar por donde serán introducidas las enormes torres que sostendrán los aerogeneradores. Siempre es mejor hablar con la verdad, porque la mentira llega a tener un costo muy alto, así que las empresas que han escogido a Yucatán para invertir en energía sustentable están a tiempo de ser transparentes y jugar limpio con los yucatecos y su medio ambiente. Hacer otra cosa significaría meterse en problemas, y estamos seguros que nadie quiere eso.

CON LA CONTUNDENCIA que le da estar especializado en justicia para adolescentes, el magistrado Santiago Altamirano Escalante acaba de decir en un foro estudiantil algo que muchos vienen advirtiendo desde hace tiempo, y que es que el consumo de marihuana representa la puerta de acceso para caer en drogas más perniciosas y dañinas. Dijo más el juez, pero dos conceptos de su disertación nos gustan para subrayar: el primero es que los servidores públicos encargados de impartir justicia se sienten negativamente sorprendidos al enterarse de que la mayoría de los jóvenes que son llevados a juicio tienen problemas de adicción a algún estupefaciente; y lo segundo es el claro reconocimiento de que el alcohol y el tabaco son los problemas de salud más graves a que se enfrenta el país. Con base en esos pronunciamientos no queda más que insistir en que es peligrosa la conducta o actitud de quienes se sienten tan liberales y modernos como para salir a las calles a manifestarse a favor del uso libre y para recreación –es decir, simplemente para divertirse; el uso médico es otra cosa– de la marihuana. A despecho de los hedonistas defensores de “la yerba”, está muy bien documentado que consumir esa droga está lejos de ser beneficioso, y sí en cambio sirve para degradar a sus consumidores, generando hombres o mujeres enfermos o sin dignidad, que pierden el control de sí mismos y caen en la desgracia. Casos hay muchos, solamente tiene usted que pasar la vista en su entorno.

 

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