SEGUNDA PLANA – PUNTO MEDIO

EN LA INAUGURACIÓN ayer del parque industrial de Lagos de Moreno, Jalisco, el presidente Enrique Peña Nieto negó contundentemente que su gobierno se dedique a espiar a periodistas o activistas de derechos humanos, como han dicho diversas voces en los últimos días, en los que se habló y se sigue hablando de una red de espionaje presuntamente gubernamental. “Resulta muy fácil señalar y apuntar, resulta muy fácil convocar para que se señale al gobierno como alguien que espía. Nada más falso que eso”, declaró el mandatario. Si descartamos que Peña Nieto esté mintiendo, nos quedarían quizá dos escenarios: el primero sería que hay grupos incrustados en órganos de gobierno que se dedican al espionaje a espaldas de las autoridades, las cuales no estarían enteradas de las operaciones; y el segundo sería que quienes ahora denuncian espionaje en su contra están equivocados y son demasiado aprensivos o paranoicos. ¿Usted por cuál opción se inclina? ¿O ve otra?

SIN FALTAR AL RESPETO que se merece el Presidente de México, la sensación de espionaje es más frecuente de lo que creen muchos, y no son pocos los periodistas, y suponemos que también los defensores de derechos humanos, que están “casi seguros” de que hay personas que los monitorean a escondidas, con fines nada inocentes. No es difícil encontrar a gente de la prensa que reporta la desaparición de archivos de sus computadoras, o que se topa en la calle con información que creía suya de manera exclusiva. Quizás algo habría que hacer con esos “sospechosistas”, de manera que dejen de ver moros con tranchete por todos lados. Y cabe consignar que también se sienten espiados personajes de la política como la ex gobernadora y ex secretaria general del PRI nacional, Ivonne Ortega Pacheco, quien ayer declaró, entrevistada por la periodista Carmen Aristegui, que se dirigía a poner ante la PGR una denuncia por lo que ella cree fueron intentos de infiltrarse en sus archivos digitales personales. Como sea, la revelación del presunto espionaje a cargo del gobierno mexicano que dio a conocer el prestigiado periódico The New York Times, todavía dará mucho de qué hablar, pero lo más probable es que las acusaciones y hasta las denuncias formales pasen a los archivos sin que se esclarezca nada.

HALAGADO DIJO que se siente el presidente municipal de Mérida, Mauricio Vila Dosal, por el apoyo que presuntamente le brindaron alcaldes que participaron hace poco en una reunión en Dzan, e incluso consideró que ese respaldo es parte del reconocimiento a la labor que realiza al frente de la capital del estado. No quiso ahondar en el tema, quizá porque sabe muy bien que no son todavía los tiempos para hablar de precandidaturas o candidaturas, y hacerlo podría incluso generar en su contra alguna sanción de los órganos electorales. Aunque todos saben que es prematuro hablar de aspiraciones a puestos de elección popular, prácticamente todos los que pretenden figurar en las boletas del 1 de julio de 2018 están ya en campaña, utilizando todos los medios posibles. Y en esos trajines menudean los informes y declaraciones muchas veces sin sustento o francamente falsos. Los dimes y diretes son eso, simples opiniones adelantadas: pronto llegarán los tiempos oficiales para que cada partido elija a sus candidatos, y entonces se pondrán más calientes las cosas.

TIENE TODA LA RAZÓN el director de la Policía Municipal de Mérida, Arturo Romero Escalante, cuando dice (nota en la página 3) que los índices de drogadicción en jóvenes y niños, que van al alza, no disminuirán mediante el uso de la fuerza o de las armas, sino mediante campañas de prevención y educación bien planeadas y que tengan el solidario apoyo de los padres de familia. Ésa es la clave y hay que subrayarlo: sólo con el decidido respaldo de padres y madres podremos ver que se reduzcan las cifras de niños y jóvenes que usan drogas estupefacientes. Las autoridades tienen mucha responsabilidad en la atención del problema, pero a la familia le corresponde realizar las más importantes tareas preventivas, inculcando en los menores cualidades como la responsabilidad, la moderación y los afanes de superación. Los hijos son nuestro tesoro más valioso y como tal los debemos tratar, cuidar, educar y guiar, ¿no le parece?

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