Es una adicción que puede ahogar tu vida, ya que no sólo tiene múltiples consecuencias físicas, sino psicológicas. Salir de este problema es posible con voluntad y ayuda, pero hay que reconocerlo
El alcoholismo es una dependencia o adicción física a una sustancia, en este caso el alcohol, y para determinar que una persona es alcohólica debe presentar alguno de los siguientes síntomas de forma continuada durante un tiempo:
Un deseo intenso de beber alcohol.
Falta de control sobre el consumo de alcohol, referido tanto a la necesidad de empezar a beber, como a la incapacidad para suspender o reducir este consumo.
Bebe cuando está solo, y trata de ocultar su conducta a las personas de su entorno.
Síndrome de abstinencia cuando no se consume, que se caracteriza por un malestar físico intenso que el paciente intenta aliviar bebiendo.
Tolerancia. Esto implica que el individuo necesita consumir mayor cantidad de alcohol para lograr los mismos efectos.
Tener lapsus o lagunas en la memoria.
Interferencia en la vida cotidiana: por ejemplo aparece un abandono progresivo de otras fuentes de placer, se descuida el aspecto personal, disminuye el rendimiento laboral o académico, o se emplea mucho tiempo para conseguir alcohol o recuperarse de sus efectos.
El consumo de alcohol persiste con independencia de sus consecuencias físicas (como el daño hepático o la desnutrición), psicológicas (depresión, ansiedad), del deterioro cognitivo, o de las repercusiones que tenga sobre la actividad laboral, las relaciones familiares y sociales, etcétera.
Si tienes dudas de que puedas padecer los síntomas que te identifican con una persona alcohólica, te animanos a realizar nuestro test sobre alcoholismo para identificarlo y ponerle remedio lo antes posible por el bien de tu salud y de los que te rodean.
Debido a que el alcoholismo es una enfermedad multicausal, su tratamiento debe seguir un enfoque multidisciplinar en el que se integre el trabajo de varios profesionales especializados en la adicción al alcohol. Los tratamientos actuales para alcohólicos no inciden sobre la dependencia, sino sobre el consumo y la decisión de consumir.
Hay varias fases en el tratamiento del alcoholismo y la primera estriba en el reconocimiento de la adicción por parte del paciente. Cuando este deja de beber manifiesta el síndrome de abstinencia, que debe ser tratado adecuadamente y que, dependiendo del grado de dependencia, puede hacer necesario el ingreso hospitalario del paciente. Esta fase se conoce como desintoxicación. En la última etapa del tratamiento, la deshabituación, el objetivo es que el paciente permanezca abstemio durante el resto de su vida.
Texto y foto: Agencia