Sin duda el mayor logro en la carrera del lanzador mexicano-estadounidense Sergio Romo hasta el momento fue ganar tres títulos de Serie Mundial con Gigantes de San Francisco en las temporadas de 2010, 2012 y 2014.
Romo, quien era una de las figuras más queridas en esos tres equipos campeones, volvió al AT&T Park ayer portando la gorra azul de los odiados Dodgers. El derecho de 34 años comentó espera que los fanáticos de los Gigantes recuerden todo lo bueno que entregó al equipo de la bahía.
“Realmente no tengo ninguna expectativa, o no sé exactamente que esperar”, dijo Romo. “Lo que espero que es la gente realmente recuerde lo que hice, que realmente entiendan y consideren que yo no los dejé por despecho. No los dejé con ningún sabor malo o amargo en mi boca. Siento que las cosas suceden. Esto es un negocio y llegó el momento de seguir adelante”, aseguró.
A Romo le habría encantado estar en el pequeño porcentaje de jugadores que pasan la totalidad de sus carreras con la misma organización que los seleccionó en el sorteo.
Sin embargo, como relevista, Romo sabía que eso estaba lejos de ser una realidad. Cuando los Gigantes no se mostraron interesados en retenerlo luego de la pasada temporada, firmó acuerdo con los Dodgers, el equipo del cuál era fanático mientras era un niño que vivía en Brawley, California.
Su era en los Dodgers comenzó con seis sólidas salidas antes de ser golpeado con cinco carreras en un tercio de entrada el viernes en Arizona, otorgando boletos a tres de los seis bateadores que enfrentó.
Los fanáticos en Dodger Stadium han sido lentos en acoger a este exgigante –uno que tuvo mucho éxito allá– pero poco a poco lo han ido animando más con el paso del tiempo.
“Sí, sentí eso cuando llegué, pero la recepción ha sido realmente positiva. La mayoría de los fanáticos, si no la totalidad, han sido buenos conmigo”, comentó.
– ESPN
