Servicios básicos, el gran pendiente en asentamientos irregulares

En casa-habitaciones construidas con cartón, lámina, lonas o cobetores, cerca de 100 familias plantan cara a la vida con lo poco que logran conseguir para subsistir

No muy lejos de mérida Mérida, cruzando el periférico rumbo a Dzununcán, la vida no vale nada o muy poco, principalmente para unas 100 familias que viven de forma irregular en lotes cedidos por el Instituto de Vivienda de Yucatán (IVEY), pero que todavía no cuentan con servicios básicos, empezando por la propia casa.

En espacios pequeños, si a eso se le pueda llamar casa-habitación, de una sola pieza, construidos de cartón, lámina, lonas o cobertores, sí leyó bien, estos pobladores de Mérida dan la cara a la vida, y no piden mucho, pues se han acostumbrado a vivir con lo poco que tienen o logran conseguir.

En esas condiciones viven Gabriela Aracely May, quien junto con su esposo José Rubén Caamal Collí y sus cuatro hijos, todos menores de 10 años, intentan formar un hogar en condiciones poco imaginadas, en donde hasta para ir al baño se tiene que hacer al aire libre.

Lo más triste para esta familia es que la madre y tres de sus hijos tienen problemas con cataratas y ven poco.

Gabriela Aracely cuenta que ya fue operada y recuperó algo de vista, pero a sus pequeños hijos, pese a que los han revisado médicos que acuden a visitarlos, no los han programado para cirugías.

Otro problema que enfrentan es que el pequeño José Gabriel no encontró lugar en la escuela, para ingresar a primaria este mismo lunes, fecha en la que miles de niños y jóvenes de educación básica regresan a las aulas.

“¿Y el niño va a la escuela?”, se le preguntó a la madre.

“No encontré cupo, apenas tenemos tres meses de vivir aquí, todavía voy a ver qué voy hacer por él, que acaba de salir del kínder”, dijo la joven madre, mientras sostenía en sus brazos a Julia Evelyn, de un año de edad.

Rodeada de sus otras hijas, Jennifer Sharolin, de tres años, y Esther Jaqueline, de dos, Gabriela Aracely parece resignada a su vida, pero convencida de que quiere iniciar un nuevo hogar, pues antes habitaba la casa de su madre, en la Emiliano Zapata Sur III, en donde compartía el techo con cinco familias.

Texto y foto: Esteban Cruz Obando

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