A sus 40 años, Pablo, un sacerdote argentino hizo pública su homosexualidad, dejó la sótana y se casó con Oscar, el amor de su vida.
En entrevista para Vice, el ex cura considera que Jesús no lo condenaría por amar a otro hombre. “Dicen que si en el último día de tu vida te arrepentís de tus pecados, Dios te perdona. Pero yo nunca me arrepentiría de esto”, dice.
A pesar de que se alejó de la institución católica, Pablo sostiene que tiene vigente sus creencias. Tuvo que aprender a practicar su fe de otra manera, ya no como parte de un colectivo sino en la intimidad y junto a su marido, también con un trasfondo religioso muy marcado.
En su casa no faltan cruces e imágenes de distintas Vírgenes. Ambos son amigos de uno de los curas de la ciudad, a quien le dan las flores que sobran de cada evento que organizan. Pablo no duda en afirmar que seguiría ejerciendo el sacerdocio, siempre y cuando pudiera hacerlo casado con un hombre.
Por ello, Pablo y Oscar siguen llevando una vida religiosa los más apegada posible a los mandatos eclesiásticos. Afirman que en su hogar no faltan imágenes religiosas, incluso tienen amistad con sacerdotes de su comunidad.