Sobreviviendo una crisis matrimonial

René Emir Buenfil Viera 

psicrenebuenfil@gmail.com

¿Cuántas crisis se superan a lo largo de la vida de pareja? Las que sean necesarias, y digo, hay parejas muy tranquilas, otras complicadas, otras que parece que van de pelea en pelea, o que tienen tan mala suerte que no salen de una cuando ya llegó la otra, hay de todo, pero no es obligación sobrellevar las crisis, o sea, las crisis unen o desunen, se vale que fortalezcan una relación y también se vale que digas “hasta aquí llegué, ya no doy pa más, ya fue suficiente” y pongas punto final. 

Yo personalmente estoy peleado con el concepto de que hay que sufrir para ser feliz, o que el amor duele, más bien creo que el amor no es suficiente, pero eso no lo determino yo como terapeuta de parejas, lo descubren las parejas con las que trabajo, a veces cada quien por su lado decidiendo si quieren seguir o no durante o después de una crisis o un grave problema, y otras ocasiones las dos personas concluyen que es mejor separarse antes de que se terminen odiando, o si quieren vivir de tormenta en tormenta todo un drama. 

Cuando llega un muy mal momento en una relación aparece en nuestra mente la pregunta ¿Me estaré aferrando a algo que ya no funciona? Descubrir eso es todo un reto, quizá si te reconoces o a tu pareja o las dos personas como dependientes, pues sí es natural que les cueste trabajo soltar, otras veces ya sabes que esto no da pa más, pero una o ambas personas no están listas para decir adiós, hay personas que son muy optimistas, o que con el pretexto de que no se diga que no lo intentamos aquí seguimos, o que están inventando mil excusas para no terminar, hay personas que intentan tapar el sol con un dedo, otras que aunque les hicieron algo imperdonable, aún así continúan la relación, hay quienes se la viven quejándose de que su pareja es la causa de todos sus males, pero ahí siguen, y sí puede quienes se confundan o no sepan, pero creo que la mayoría saben si se están aferrando o no.

Perdonar infidelidades, o batallas campales con la familia política, o problemas sexuales, dificultades económicas, el punto es si la apuesta es segura, o si la persona es un lugar seguro para tí, o si la persona haría eso por tí y si te importa, qué tanta reciprocidad hay en la relación, me parece que hay asuntos complejos que reflexionar, conversaciones difíciles que sostener, hostilidades que expresar, emociones que necesitan fluir, y tener la convicción si quieres que tu pareja siga a tu lado o no. Quizá al crecer, cambiar o madurar ya no te gusta quién es o en quién se convirtió tu pareja, o al revés, o si se conserva la esperanza de que la persona cambie ciertas cosas que no va a cambiar, o por lo menos no por ti. 

En terapia de pareja muchas cosas pueden funcionar, pero las personas tienen que estar convencidas del paquete que se están echando encima, sobre todo si esta no es ni la primera, ni la segunda, ni la tercera crisis. Incluso a veces lo más prudente es callar y observar en qué se convierte tu pareja después de esa crisis y si la sigues admirando a pesar de todo, o no.