El establecimiento mantiene las recetas tradicionales y el proceso artesanal que en 1907 estableció su fundador de origen asturiano, don Vicente Rodríguez y Peláez
En 1907 dos asturianos, uno experto en la preparación de sorbetes de frutas tropicales y el otro de finos dulces, se hicieron socios y fundaron la tradicional Sorbetería Colón.
Considerada como un establecimiento entrañable de Mérida, la Sorbetería Colón mantiene las recetas tradicionales y el proceso artesanal que hace 115 años instituyó su fundador, don Vicente Rodríguez y Peláez.
El equipo de Peninsular Punto Medio visitó la sucursal Montejo de este tradicional negocio, donde su propietario, don Antonio Rodríguez Jorge, nos platicó que su abuelo llegó a Yucatán, atraído por la bonanza económica que se registraba con el cultivo del henequén.
Él era español, asturiano; antes vivió en La Habana siete años, y fue en Mérida donde conoció y se asoció con don Felipe Sánchez Préstamo, que era uno de los mejores reposteros y también era asturiano, fue el que trajo las recetas de pastelería.
“Así es que rentaron el local que se ubica en los bajos de la Casa del Alguacil, enfrente del parque principal, donde inclusive mi abuelo que entonces tenía 27 años de edad vivió unos años en la parte posterior con mi abuela, Edelmira Martinez. Es toda una tradición venir a Sorbetería Colón, los meridanos traen a sus visitas y también a su familia para refrescarse con un producto elaborado con frutas tropicales de la Península”, comenta nuestro entrevistado, quien recuerda como en su infancia acudía al centro a saborear sus sorbetes de mamey y mantecado.
¿Usted sabe preparar los sorbetes?, le preguntamos a don Antonio, quien explica que solo elabora algunos, ya que del proceso se encarga don Juan Ramón Flores, que ha trabajado con la familia desde hace muchos años.
Su oferta de sabores básica es limón, naranja agria, piña, fresa, tamarindo y plátano. Conforme transcurre el año, ofrecen frutas de temporada como guanábana, zapote, saramuyo, pitaya, nance, ciruela y una de las sus más tradicionales, la crema morisca. Todas ellas elaboradas con una receta patentada y guardada celosamente por la tercera generación de una familia de heladeros.
“Cuidamos mucho que nuestros productos sean frescos, todo se prepara en la mañana, igual se hace con los pastelitos”, comenta don Antonio, quien nos habla de algunas investigaciones que ha realizado en torno a la champola, helado servido en una copa y acompañado de leche.
“Acá se sirve con cualquier sabor de sorbete, pero en Cuba solo se ofrece con sabor de Guanábana, pero resulta que su origen está en la Republica Dominicana”, explica don Antonio, quien también nos comparte que el famoso sorbete de crema morisca, cuya receta data de 1876, lleva entre sus ingredientes leche, pasta de guayaba, canela, vainilla y un chorrito de ron.
Respecto a la sucursal Montejo, don Antonio recordó que abrió sus puertas hace 50 años a iniciativa de su padre, don Vicente Rodríguez Martínez, mientras que el establecimiento del centro es atendido por su sobrina Marian Alpizar Rodríguez.
Respecto de este local que se podría decir es similar en tradición a visitar el Café la Parroquia en Veracruz, hay mucha historia, pues conserva sus sillas metálicas y sus mesitas de mármol de sus inicios.
“Un mesero muy grande de edad me platicó cuando era niño que el piloto Charles Lindbergh que se hizo famoso en la década de los 20 por cruzar el Atlántico, estuvo en la sorbetería Colon, y que el general Lázaro Cárdenas despachó sentado en una de las mesas en tiempos del reparto agrario”, finalizó.
Texto y fotos: Manuel Pool