Su objetivo: cambiar la vida de mucha gente

“Me gustaría ser secretaria de Seguridad Pública, no siempre tienen que ser hombres”. “Desperté dentro de la política sin querer”. “No me tira nada”. “Cambiar la vida de mucha gente y dejar un legado forman parte de mis anhelos”.

Esas frases forman parte de las declaraciones y confesiones de Jessica Saidén Quirós, la mujer detrás de la política, la hija del titular de la Secretaría de Seguridad y Protección, Luis Felipe Saidén Ojeda. Hija de tigre…

En amena entrevista la delegada en Yucatán del Conafe (Consejo Nacional de Fomento Educativo) abrió las puertas de su oficina y de su corazón, dejó ver a la mujer guerrera y sensible al mismo tiempo a quien nada la detiene; si se cae, se levanta, se sacude el polvo y continúa. Admiradora de su padre, a quien le sigue los pasos.

Como ella dice, desde niña ha estado en la política: “Prácticamente toda mi vida he estado; desde que nací, mi padre ha estado en el servicio público”.

Jessica se inició oficialmente como subsecretaria técnica en la Secretaría para la Prevención del delito, con Héctor Cabrera.

“Me encanta el tema de seguridad pública, todo lo que esté enfocado a lo social y en especial la seguridad me fascina. Me apasiona buscar esas oportunidades de participación; tome un curso de entrenamiento tipo “swat” con elementos de seguridad de la Fiscalía y me dieron mi diploma en 2010; acababa de nacer mi hija Jessica, y no me quedé con las ganas de hacerlo”.

 Evidentemente emocionada de recordar esa experiencia, dijo que fue un entrenamiento muy intenso. “Cuando terminé toda bañada de tierra, sucia y que acababa de parir a mi hija Jessi dos meses antes de una cesárea, y me vio mi papá, le hizo una expresión al fiscal así como de ‘qué…’ Y le dice el fiscal ‘qué quieres, si es tu hija, hija de tigre…’”.

 –Siempre he tenido mi sueño, seguir los pasos de mi papá, no se tiene que ser hombre para ser secretario de Seguridad Pública –expresó la delegada.

Ayudar, lo más importante

Saidén Quirós dijo que siempre se enfoca en lo social porque su trato es muy humano. “Yo desperté en política sin querer, mi necesidad siempre es de ayudar, donde hay algún tipo de necesidad llama mi atención y ahí voy a solucionar, y es de ahí que la gente me comenzó a ver como una futura joven política”.

Jessica nació el 23 de abril de 1981, en Yucatán. Es Maestra en Derecho, está casada con Juan Mauricio Zacarías Pardío, tienen cuatro hijos, su primogénita es Jessica María, de 6 años, y sus triates Luis Felipe, Juan Mauricio y Sofía de tres años de edad.

Su infancia fue muy activa y con mucha participación en el deporte, entre la escuela, la natación y el tenis. “Fui una niña muy motivada por mis padres”.

Comentó que la primaria fue su mejor etapa. “Me gustó porque fue donde tuve mis momentos más familiares, mis padres me apoyaron y me motivaron mucho, siempre estuve becada y me ayudaron mucho para mantener buen promedio. Eran tantas las flores de mis padres hacia mi que siempre estaba muy motivada, siempre fue Jessi la hija sobresaliente, la consentida”.

De aquella época recuerda que “una vez me fui con mis padres a competir a Puerto Aventuras, en mar abierto, y en plena competencia me sostuvo el pie un pulpo o algo y me asusté horrible y ya no quise volver a nadar en mar abierto. Fue algo que me marcó y no lo olvido, gracias a que soy buena nadadora me pude zafar, pero paso un tiempo para que regresara al mar”.

Uno de los trabajos que más le ha apasionado fue el de secretaria de Gestión Social del Partido Revolucionario Institucional (PRI). “Inicié un programa muy famoso que veo que sigue, que es el Medicatón, que se hizo en la Casa del Pueblo para atender la falta de medicinas. En ese entonces estaba embarazada de mi primera hija y la gente que me iba a visitar era para pedir ayuda de medicamentos de pediatras, de doctores… Y la farmacia de la Casa del Pueblo estaba semivacía y entonces inicié esa campaña con apoyo en ese entonces de Mauricio Sahuí”.

El amor a la familia

Lo que más disfruta de la vida es estar con su familia, con sus hijos. “Me encanta que en mis tiempos de trabajo los tenga junto a mí, si es gira, me los llevo aunque me digan por qué, sobre todo si es al interior del estado.

–Los voy alternando y eso les ha ayudado a entender mi trabajo, los he llevado a lugares apartados como por ejemplo Tekax, que no hay juguetes, que hay mucha necesidad, que las cosas cuestan, que hay que trabajar para tener las cosas… Y lo comprenden porque ellos entienden aunque estén chiquitos.

–Les muestro cómo viven ahí en esa comunidad y cómo viven ellos, para que valoren lo que tienen y que hay que trabajar para tenerlo. Eso es lo mejor que puedo dejarles a mis hijos, la cultura del trabajo”.

 Explicó que sus hijos tiene que entender que deben  trabajar para conseguir lo que quieren, o estudian y trabajan o no hay dinero. “No todos nacen en una familia donde lo tienen todo”.

“Cuando yo nací mi padre nos mantenía con un sueldo de policía y poco a poco con su trabajo fue creciendo y eso mucha gente no lo entiende. Hay parejas que se casan y la mujer no puede trabajar, se dedica a su casa. A diferencia de otras familias libanesas, en la mía las mujeres trabajan, mi padre me lo dijo: estás embarazada, no estás enferma; él me animó para que siga estudiando y fue cuando me inscribí a mi maestría, y ahora en octubre inicio mi doctorado en Gobierno y Ciencia Políticas, o en Ciencias de la Educación”

–La mayoría de los políticos agarra Gobierno y Ciencias Políticas, pero yo me voy a ir por el área de la educación. Lo que hoy está enfrentando el país es el tema de la educación y la reforma educativa; creo que puedo aportar mucho más desde mi barrera en materia educativa como delegada del Conafe, hablando de fomentar la educación comunitaria y del derecho que tienen todos de tener la misma calidad educativa.

–Debemos comenzar a sensibilizar al gobierno federal, al estatal y al municipal, de que es un derecho constitucional de los niños y los jóvenes acceder a la misma educación de cualquier escuela, pública o privada.

Una “familia” muy amplia

La joven política subrayó que lo que más le apasiona es servir, y comentó que para ella hasta los que trabajan en su casa son parte de su familia. “Casi nunca entablo diferencias con la gente que está en escalafón, o fuera y dentro de la oficina. Me lo han criticado mucho, pero yo dejo que me tuteen y eso creo que me ha hecho muy sensible con la gente”.

Comentó que le han dicho que deje de ayudar tanto a la gente, “pero si veo la necesidad me lo quito y lo doy. Me dicen que me voy a gastar lo que tengo y hasta lo que no he heredado, pero no puedo dejar de hacerlo”.

 Lo que más le disgusta es la gente deshonesta. “La falta de honestidad no la tolero, no tolero que vengas y me digas que me vas a apoyar y te voltees y hagas otra cosa. Si tú me dices que no puedes lo acepto, pero que no seas honesto me molesta; para mí la palabra tiene mucho valor, hay que ser leal, si quedaste en algo cúmplelo, lo que vale es el poder de la palabra, y no tiene que ser por escrito”.

La conciencia tranquila

–¿A qué le teme Jessica?

–Mmmm… no tengo pecados mortales, o que haya dañado a alguien o haya hecho algo malo en mi vida, no, estoy limpia. Si hoy me muero mi mundo se acabó y ya.

–¿Ni a la muerte?

–No, porque quiero creer que hay algo más para todos y mejor; mi vida la disfruto bien con mi familia, mis hijos y  haciendo el bien, porque debe de ser terrible haber cometido un error grave en tu vida, o un pecado capital, y estar ahí con el cargo de conciencia. No me imagino cómo puede vivir así esa gente. No tengo nada de que arrepentirme, ni nada de qué preocuparme.

–¿Cree en la reencarnación?

–Creo que hay algo más. De chiquita siempre he tenido un sexto sentido, como de cuatro cinco años tenía yo unas visiones de mis familiares que ya habían muerto, yo no sabía de eso y platicaba con ellos. Me acuerdo y además toda mi familia lo comenta, que yo iba y les decía.

Aclaró que eso le parece más una cuestión de sensibilidad que de premonición. “Me ha pasado manejando, de repente siento que tengo que frenar y en ese momento alguien se pasó un alto; por eso, bendito Dios, nunca he chocado, y eso que comencé a manejar chica, mi papá me enseñó desde los 14 años”.

–¿Qué veía y a quién?

“A mi bisabuela, la conocí viva y luego se me aparecía”.

–¿Cree en el karma?

“Sí, haces el bien te va bien, ayudas te llega ayuda”

La venganza del pulpo frito

Jessica es católica, y dice que una de las cosas que más disfruta y le gusta es comer mariscos, en especial el pulpo frito.

–¿Alguna venganza por aquella vez que le agarraron el pie?

–Ja ja ja ja, creo que sí, no lo había pensado pero tienes razón, y a raíz de eso me los comencé a comer fritos.

–¿Hablando un poco de visiones, ¿cómo se ve Jessica en el 2018?

–Me veo trabajando con mucha más fuerza y respaldo de la gente que me conoce, que sabe mi historia, con el respaldo de esa gente me veo trabajando.

–¿Cuál es la meta más próxima de Jessica Saidén?

–Sacar a delante el Conafe es mi meta inmediata, y pienso que soy la que mejor puede aportar, porque mi vida personal está ligada a lo que yo quiero, de sacar adelante la educación pública de Yucatán Como y además que conjugo juventud, experiencia y ser madre de familia.

Visión de la vida… y del café

Le pedimos a nuestra entrevistada que responda el “Test tibetano”, que muestra un poco más de la verdadera personalidad. El ejercicio consistió en que describiera con un adjetivo cinco palabras que le proporcionamos, y los binomios quedaron como sigue: Perro-Cariñoso, Gato-Limpio, Rata-Asquerosa, Café-Riquísimo y Mar-Divina.

La asociación con el perro se refiere a ella que se define como una mujer cariñosa. El gato habla de la personalidad de su pareja, la cual considera limpia. La rata se relaciona con sus enemigos, que son asquerosos. El café es su actitud frente al sexo. Y el mar significa la vida.

Jessica subrayó que cuenta con el apoyo total de su esposo. “Él puede estar triste si sabe que no estoy trabajando en lo que me apasiona, es mi mejor asesor político, muchos de los movimientos que he hecho en política han sido gracias a él. Es un excelente asesor, ni mi papá ni nadie… él”.

–¿Cómo le hace para realizar tantos roles como mujer, esposa, madre, delegada, estudiar una maestría…?

–Ayuda mucho la felicidad de que estás viva y que puedes tenerlo todo, de que lo tienes todo… Qué más le puedes pedir a la vida, he tenido momentos difíciles, en los cuales me he caído, pero me levanto, sin quejas, sin llantos, y me he preguntado por qué a mí; está reciente el suceso, pero nada es un  hecho. Si te caes, te levantas y sigues, no me tira nada. Las veces que he tenido derrotas en cualquier situación de mi vida he demostrado que no soy del tipo de gente que se derrumba; lo lloró, me seco las lágrimas y sigo adelante.

Dijo que de no ser abogada le hubiera gustado ser nadadora profesional. Sin embargo, aclaró que si volviera a nacer pasaría por todo lo que ha hecho, porque quiere cambiar la vida de mucha gente y poder dejar un legado.– Elena Martin López.

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